En Bélgica, donde ya existe una ley sobre la eutanasia activa desde hace años, recientemente se ha abierto un debate sobre la vida frágil de los ancianos, y se ha introducido la posibilidad de considerar la “salida voluntaria de la vida” como una opción para resolver el problema económico asociado al aumento de las exigencias asistenciales derivadas del crecimiento de la población anciana.
La Comunidad de Sant’Egidio ha reaccionado públicamente con vigor a este gravísimo intento de implantar la “cultura del descarte” y ha organizado debates y manifestaciones públicas, en Amberes y en otras ciudades de Bélgica, en las que muchos ancianos han propuesto un modelo de asistencia alternativo, el modelo que presenta el programa ¡Viva los Ancianos! que ya está activo en Amberes: “El programa prevé un seguimiento sistemático de todas las personas mayores de ochenta años de un determinado distrito para poder actuar a tiempo en caso de problemas más o menos graves y evitar así en muchos casos el ingreso casi automático en un centro de asistencia residencial. El programa prevé la participación de voluntarios, ¡que en muchos casos también tienen más de ochenta años!”.
