MUNDO

En Mozambique prosigue la reconstrucción de las casas para ancianos víctimas de los ciclones

La Comunidad de Beira habla de un trabajo que no termina en favor de las personas más ancianas
En 2019 el devastador ciclón Idai afectó gravemente la ciudad de Beira y dejó una estela de destrucción y sufrimiento. Muchas casas de cañas donde vivían familias pobres y sobre todo ancianos desaparecieron. En los meses posteriores Sant’Egidio construyó decenas de casas –de obra, y no de cañas– y las entregó a sus propietarios. Aquella actividad no se ha interrumpido, como demuestra la última de las casas que se han construido y que en los últimos días se ha entregado a una anciana viuda llamada Bendita, cuya historia publicamos tal como la relata la Comunidad de Beira, que ha participado activamente en la construcción de la nueva vivienda.

“La casa de la abuela Bendita quedó destruida y ella se quedó sin lo poco que tenía. Durante meses encontró cobijo en casa de vecinos y amigos hasta que, con la ayuda de su familia, pudo levantar una precaria construcción con chapas y plásticos. Era un techo provisional, pero no era suficiente para protegerla de los ciclones que llegarían y de la intemperie, lo que hacía su situación aún más dura.

La abuela Bendita, viuda y con problemas de salud que le impiden trabajar en el campo como hacía tiempo atrás, siguió creyendo que podría tener un futuro mejor. Esta esperanza halló respuesta en 2022, cuando recibió la visita de la Comunidad de Sant’Egidio de Beira. Entonces nació un lazo de fraternidad que nunca la ha dejado sola, y que la ha acompañado en sus necesidades del día a día y en los momentos más difíciles.

En 2024, la Comunidad de Sant’Egidio decidió hacer realidad un sueño que la abuela Bendita tenía desde hacía años: una casa digna donde vivir con su familia. La construcción de este nuevo edificio se ha convertido en un símbolo de renacimiento tras la devastación que provocó el ciclón Idai, un gesto concreto que da muestra de que la solidaridad puede transformar la vida de las personas.

Hoy la abuela Bendita vive rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos, bajo un techo seguro que es al mismo tiempo una protección y un signo tangible de esperanza. Su historia nos recuerda que, incluso ante la peor de las adversidades, la cercanía y la ayuda mutua pueden abrir las puertas a un futuro mejor.

La Comunidad de Sant’Egidio se reafirma en su voluntad de estar junto a los más vulnerables para construir puentes de solidaridad que, como en el caso de la abuela Bendita, devuelvan dignidad y esperanza a quien parecía haberlas perdido”.