Una amistad que viene de lejos
Las actividades de la Comunidad de Sant’Egidio con los gitanos en Italia empiezan en 1982 en Roma a través del encuentro con algunos cientos de personas gitanas Khorakené provenientes de las distintas repúblicas de la ex Yugoslavia y que acamparon en la periferia este de la ciudad. Las actuaciones de la Comunidad, todas realizadas por voluntarios no remunerados, se dirigen a los niños, que por otra parte son la gran mayoría de la población gitana: cursos de alfabetización por las tardes e inserción escolar en las escuelas estatales. Eso es posible, entre otros motivos, gracias a las Escuelas de la Paz. En aquella época empiezan también las primeras actuaciones de "mediación" con los payos (los "no gitanos") residentes (el barrio estaba muy degradado y la presencia del campo había provocado fuertes tensiones). En los años siguientes el trabajo de Sant’Egidio continuó con las familias gitanas para fomentar la educación de los adultos, la inserción en el mundo del trabajo y la integración.
"Derecho a la escuela, derecho al futuro"
Es un programa de la Comunidad de Sant’Egidio para fomentar los buenos resultados escolares de los niños gitanos que ha permitido la escolarización de los niños gitanos a través de la ayuda a sus familias. El programa nació de constatar que era inútil lamentarse de que los niños gitanos no se matricularan en la escuela, que no asistieran a clase, que no obtuvieran buenos resultados, que abandonaran los estudios o que recurrieran a la mendicidad si no se creaban las condiciones necesarias para que pudieran escolarizarse.
Por eso se idearon y crearon becas de estudio para las familias que se comprometan a llevar a los niños a la escuela con seriedad. El programa prevé la actuación de educadores y de mediadores culturales que controlan el cumplimiento de ciertas reglas de las que depende la concesión de la beca:
- no faltar más de 3 días sin justificar al mes;
- hacer todos los deberes escolares y las actividades extraescolares, incluidas las veraniegas;
- realizar el menos una reunión mensual con los maestros;
- educar al hijo, en cualquier circunstancia, a respetar a los demás y sus derechos y a mantener una convivencia cívica.
El programa, que funciona en varias ciudades italianas, ha dado buenos resultados, con un alto porcentaje de asistencia y, por consiguiente, de buenos resultados.