Una marcha para recordar, porque "no hay futuro sin memoria"

El pasado sábado 10 de noviembre, coincidiendo con la terrible noche de hace 80 años, la Comunidad de Sant’Egidio hizo memoria en Barcelona, junto a la comunidad judía, de la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, conocida como la “noche de los cristales rotos” (Kristallnacht) y se recuerda como el inicio de la deportación de los judíos europeos a los campos de concentración y exterminio nazis.  Dory Sontheimer testimonió la experiencia de su abuela Lina en Friburgo que escribía: “Fue espantoso. Una noche de horror que no se donde nos llevará.” 

La  Kristallnacht  fue el fruto del odio racial, de la perdida de libertad, de la violencia que se había ido acumulando y que dejó la puerta abierta al terrible Holocausto. Aquella noche nos acerca a las noches de dolor que todavía se viven en el mundo y que se continúan originando como consecuencia de la propaganda y el odio hacia el que es diferente. 

“No hay futuro sin memoria” és el titulo de la manifestación que ha movido a ciudadanos de todas las edades con una significativa presencia de “nuevos europeos”. La marcha silenciosa empezó en el corazón del barrio del Raval y ha llegado a la plaza de Sant Just donde se han escuchado varios testimonios.

El ex-presidente de la Comunidad Israelita de Barcelona, Uriel Benguigui, ha subrayado que “el Olvido de aquella Noche fue lo que llevó a la Shoa, por esto es importante hacer esta marcha sin complejos, sin miedo, porque la semilla que sembramos hará que la memoria continúe y lo que paso no se vuelva a repetir”. Armand Puig, rector del Ateneo Sant Pacià recordó que “hace 80 años se arrancó la humanidad a mucha gente y se anestesió”. La “marcha de la memoria”, como recordó Jaume Castro (responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona) “quiere contagiar la Ciudad de una cultura de la convivencia para que no dejemos a nadie de lado”.

Las palabras de las nuevas generaciones de los Jóvenes por la Paz de Sant’Egidio y de la comunidad judía ATID han sido elocuentes: “No queremos que nos roben el sueño de un mundo más humano y en paz. Juntos resistimos al mal y construimos una humanidad abierta a los demás y respetuosa con todos”.