En noviembre de 1941 comenzó la deportación de judíos de Alemania. En Munich y Würzburg, estos terribles acontecimientos se conmemoraron con procesiones con antorchas, organizadas por Sant'Egidio junto con las comunidades judías.
Si bien cada vez hay menos testigos que puedan relatar estos dramáticos acontecimientos, ahora es aún más importante llevar adelante la conmemoración de la Shoá.
A los representantes de las comunidades, instituciones e Iglesias judías se unieron numerosos jóvenes de escuelas y universidades, así como numerosos inmigrantes de diferentes religiones, todos unidos por el deseo de construir un futuro más humano que no repita las tragedias del pasado. De hecho, incluso hoy el nacionalismo y el racismo representan un peligro para nuestro continente. No se debe permitir que los judíos sufran amenazas y ataques. Porque esto afecta a todos. El respeto y la consideración por los demás son requisitos esenciales para una sociedad libre y humana.
Estas manifestaciones pretenden ser un signo de esperanza de que nadie vuelva a ser marginado por su origen y creencias.
