En 2009, la noche del 2 al 3 de agosto, en Kisléta, Hungría, una mujer gitana, Mária Balog, fue asesinada a tiros en su casa, y su hija de trece años resultó herida gravemente. Este crimen fue el último de una serie de asesinatos que habían causado la muerte de seis ciudadanos gitanos húngaros, incluido un niño de 5 años.
La misma noche, 65 años antes, en 1944 en Auschwitz-Birkenau, casi 3.000 gitanos y sintis fueron exterminados a manos de las SS.
El viernes 2 de agosto de 2024, la Comunidad de Sant'Egidio de Budapest celebró un velatorio de oración ecuménica en la iglesia de San José de Józsefváros para conmemorar estos hechos. La celebración fue presidida por Mons János Székely, obispo de Szombathely. También participaron el obispo luterano Tamás Fabiny, el párroco ortodoxo griego Joszif Ötvös, el padre Géza Dúl, antiguo jefe de la pastoral gitana de la Conferencia Episcopal, Dmitro Sidorenko, pastor de los fieles ortodoxos ucranianos en Hungría, y Antal Iglesia, sacerdote de la isglesia. También participó el rabino Péter Radvánszki, en representación de la comunidad judía.
La presencia de los familiares de las víctimas de los atentados, que con el tiempo se han hecho amigos de la Comunitat, es una confirmación de que es necesario preservar la memoria y la oración.
Tras los parlamentos de los representantes ecuménicos, todo el mundo ha podido encender velas en memoria de las víctimas ante el icono de la Madre de Misericordia.