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En Albania Sant’Egidio abraza a las personas recluidas en las cárceles y en los hospitales psiquiátricos

Según el Informe del Consejo de Europa publicado en enero de 2024, Albania es uno de los países de Europa con un mayor porcentaje de personas en régimen de “detención”: se habla de 5.300 personas sobre una población de unos 2.500.000 habitantes, que, por otra parte, disminuye constantemente a causa de la emigración de los jóvenes y de las familias.
Más del 60% de estas personas tienen menos de 40 años y el número de las que están institucionalizadas con patologías psiquiátricas ha aumentado en un 106% entre 2017 y 2021.
 
Por eso Sant’Egidio ha centrado su atención especialmente en las personas recluidas en algunos centros psiquiátricos: en los hospitales psiquiátricos de Elbasan y Valona y en las secciones psiquiátricas de los nosocomios generales. Se trata de 620 enfermos de los que la Comunidad se ocupa desde hace años: en Elbasan, en el hospital Sadiq Dinci, que con sus 320 pacientes es el “manicomio” más grande de los Balcanes; en Tirana y Kavaje, en las “casas rojas”, las hermosas casas familia para enfermos psiquiátricos iniciativa de la Comunidad. Ellos han recibido las actividades del verano de solidaridad en Albania que este año llevan a cabo personas de varias comunidades italianas (Roma, Génova, Novara, Livorno y Nápoles) y algunas decenas de Jóvenes por la Paz de Génova y Pavía.
 
Las actividades que llevan a cabo son las típicas –simples pero alegres– de cualquier familia por vacaciones: excursiones, visitas a lugares históricos, salidas al mar y grandes comidas juntos. También momentos de oración y talleres de costura, arte y carpintería. 
Pero lo que las hace diferentes, más que las actividades, es el vínculo personal, formado por amistad sincera, cariño y abrazos que rompen la dureza de la reclusión con gestos que, aunque sean aparentemente sencillos, son extraordinarios para quien está obligado a vivir aislado. Lo resumió perfectamente en una frase la señora Leda, una anciana encerrada desde hace años en el hospital de Sadik Dinci: “Nadie osa tocarnos, vosotros sois los únicos que no tenéis miedo de abrazarnos. Y eso nos hace libres”.