MIGRANTES

La Carpa de la Amistad de Sant'Egidio vuelve a abrir este año en Chipre: comida, escuela, solidaridad con los refugiados y solicitantes de asilo

El verano de solidaridad de la comunidad de Sant'Egidio con los solicitantes de asilo y los refugiados ha comenzado en los últimos días en la isla de Chipre. Es el tercer año que durante el verano, durante cinco semanas, delegaciones de toda Europa confluyen en la isla mediterránea para conocer a los migrantes, estrechar vínculos con ellos, llevar comida, escuela, ayuda y amistad.
El jueves 25 de julio, la Carpa de la Amistad abrió sus actividades en el campo de refugiados de Pournara, utilizado para la primera entrada y registro de migrantes. Un lugar muy esperado, donde los que viven en el campamento pueden venir a comer buena comida, realizar cursos de inglés, dejar que los más pequeños jueguen en la zona de juegos, mientras los mayores participan en las actividades de la Escuela de la Paz. Entonces, al anochecer, cuando el calor sofocante disminuye y una brisa refrescante se eleva del mar, el día se acaba con canto y baile.

Los migrantes son mayoritariamente familias e individuos procedentes principalmente de Siria, Afganistán, Somalia, Irán, Kurdistán, algunos del Congo. Desde hace unas semanas también hay unos chicos sudaneses, antiguos estudiantes universitarios de Jartum, que han huido de la capital, ahora inhabitable a causa de la guerra. Por eso en la escuela de inglés se ve este curso un número muy elevado de matriculaciones.

Como en todos los países de la Unión Europea, Chipre ha adoptado recientemente políticas muy restrictivas que han reducido al mínimo las nuevas entradas. En realidad, aunque el número de solicitantes de asilo en Pournara ha disminuido considerablemente -de unos 1.000 el año pasado ha descendido a no más de 200 este año-, hay otros campos, como el de Kofinou, donde viven algo menos de 600 personas y 160 niños. Se realizarán distribuciones periódicas de paquetes de alimentos y durante la semana se ha puesto en marcha una Escuela de la Paz. También hay numerosos menores no acompañados en Chipre, acogidos a los "refugios" repartidos por distintos lugares de la isla. Con ellos, se planifican actividades, viajes, encuentros.

La novedad de este año es la posibilidad de visitar a algunos migrantes atrapados en la llamada "zona tampón". Ésta es la zona tampón que separa la parte norte de la isla, Chipre "turco", de la República de Chipre, la parte europea. Es una especie de tierra de nadie, controlada por los Cascos Azules de la ONU. Para quienes permanecen allí atrapados porque no han podido cruzar la frontera, se abre un escenario desolador: una llanura soleada, antiguamente pantanosa, infestada de insectos y serpientes, sin recursos. Actualmente hay una cincuentena de refugiados, familias con muchos hijos, mujeres solteras afganas o africanas y algunas personas con discapacidad. La Comunitat está intentando paliar su condición llevándoles productos de primera necesidad, empezando por las cunas, para evitar que duerman en el suelo.