La de Cabo Delgado, en Mozambique, es una crisis humanitaria que lleva desde 2017 y los costes son, como siempre, en su mayoría para mujeres y niños. Una crisis olvidada, lejos de Europa, pero que hasta el momento ha causado miles de víctimas y cerca de 800.000 desplazados internos, personas que han tenido que abandonar sus hogares para escapar de los atentados terroristas yihadistas que asolan el norte del país.
En las últimas semanas, los terroristas han logrado atacar el distrito de Ancuabe en la provincia de Cabo Delgado y parte de la provincia de Nampula. Zonas que se consideraban fuera de su circuito. Hay confirmaciones de fallecidos y el número de desplazados aumenta día a día.
A pesar de las dificultades del país, Sant'Egidio sigue apoyando a la población con alimentos y ayudas básicas, pero no solo: las Comunidades también se dedican a la inscripción registral, a través del Programa BRAVO!, de todas aquellas personas que han perdido la documentación a causa de los atentados terroristas. Un servicio fundamental, como explica Nelson Moda, porque sin documentos la gente pierde todos los derechos incluido el de la asistencia humanitaria.
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