En el norte de Mozambique, en Mulapane, la Comunidad de Sant'Egidio contribuyó a la construcción de una escuela, inaugurada el 17 de diciembre de 2024. Además, más de 300 jóvenes desplazados se inscribieron en cursos de formación profesional y, el 18 de enero, se han entregado 100 kits para el trabajo por cuenta propia. Iniciativas como estas son esenciales, ya que los jóvenes desplazados y sin perspectivas son particularmente vulnerables.
Una respuesta a la violencia en el Norte de Mozambique
En el norte de Mozambique persiste un clima de inseguridad debido a los ataques terroristas del grupo Al Shabab. Esto contribuye a aumentar el número de desplazados en el país: se estima que estos últimos suman alrededor de medio millón, y de ellos al menos el 45% son menores. Estos jóvenes a menudo se sienten abandonados y es importante que se les brinden oportunidades, especialmente para evitar que decidan recurrir a la violencia. Por eso es esencial educar y emplear a las nuevas generaciones para construir la paz.
El 17 de diciembre, a pesar de las fuertes tensiones vividas en el país debido a las protestas postelectorales, en Mulapane, en el distrito de Meconta, en la provincia de Nampula (noreste de Mozambique), fue entregada al gobierno del distrito una nueva escuela compuesta por 4 aulas, el bloque administrativo, sanitarios y tres tanques de agua con capacidad de 5.000 litros cada uno. Además, se concedieron más de 650 becas a jóvenes desplazados de la provincia de Cabo Delgado (noreste de Mozambique), de las cuales el 50% estaban reservadas a mujeres. Este proyecto fue posible gracias a la financiación del Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo y luego fue implementado por la Comunidad de Sant'Egidio.
También en Cabo Delgado, la Comunidad ha matriculado, gracias a diversos proyectos, a 300 jóvenes desplazados en cursos de formación profesional. El 18 de enero de 2025, en la ciudad de Nampula (ubicada en la provincia del mismo nombre), se entregaron 100 kits para el trabajo por cuenta propia, distribuidos entre cuatro cursos: Cocina y Pastelería (20 beneficiarios), Plomería (20 beneficiarios), Herrería (20 beneficiarios) e Instalación Eléctrica (40 beneficiarios).
Garantizar el derecho a la educación y al trabajo es importante para garantizar la paz, ya que ofrece a los jóvenes perspectivas y posibilidades de futuro, ayudándoles así a salir de ese estado de precariedad que luego corre el riesgo de alimentar la violencia.