En el Colegio Cristóbal Colón de San Salvador se celebró la inauguración de la casa familia para ancianos "San Óscar Romero" de la Comunidad de Sant’Egidio, que terminó con la bendición de la casa y la oración de monseñor José Luis Escobar y Alas, arzobispo metropolitano de San Salvador, y monseñor Miguel Ángel Moran Quino, obispo de Santa Ana.
Es significativo que se abriera esta casa la vigilia de la Jornada Mundial de los abuelos y los mayores, el 25 de julio, en el Año de la familia, y en un tiempo que la pandemia ha hecho aún más difícil. La pobreza aumenta y cada vez más ancianos viven en la calle o en viviendas precarias.
En San Salvador la respuesta de la Comunidad a esta situación dramática ha sido abrir una primera "casa familia", una experiencia nueva para la comunidad local, que toma como referente las iniciativas de vivienda compartida que Sant’Egidio ha hecho en Italia y en otros lugares del mundo. La casa familia es una alternativa a los asilos, donde muchos tienen una vida solitaria, sin la visita de parientes y amigos.
"La idea es crear una familia que crece con la vida de los ancianos", explica Carlos Vega, de la Comunidad de Sant’Egidio. "Los ancianos sufren la 'cultura del descarte', pero forman parte de la promesa evangélica, están llamados a una vida plena al servicio de los demás", añadió Bernardo Magaña, un anciano que vivirá en la casa.
La presencia de muchos jóvenes y niños en la inauguración ha ayudado a sentir más de cerca las palabras del Papa a los ancianos en el mensaje "Yo estaré contigo todos los días", que invita a todos a ser aquel ángel que recuerda lo valiosa que es la vida incluso a una edad avanzada.
El arzobispo de San Salvador entregó personalmente una copia del mensaje del Papa a jóvenes y ancianos, antes de ir a la casa con el obispo de Santa Ana para la bendición y para cortar la cinta de inauguración.
Es como si hubiera nacido una nueva familia, en una casa abierta a la visita y al encuentro entre generaciones, entre ancianos, jóvenes y niños de las Escuelas de la Paz, en nombre de san Óscar Romero, cuyo nombre lleva la casa, obispo y mártir salvadoreño, amigo de los pobres y de la justicia.
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