Esta mañana el papa Francisco ha recibido en audiencia a Andrea Riccardi.
Uno de los temas de los que ha hablado con el fundador de la Comunidad de Sant'Egidio ha sido el de la protección de los ancianos en nuestras sociedades, la lucha contra una "sanidad selectiva" y un nuevo sistema basado en la domiciliaridad de los cuidados y de la asistencia, tras el altísimo e inaceptable número de víctimas entre ancianos de residencias por el covid-19 en Italia y en Europa.
Riccardi se ha hecho promotor recientemente del llamamiento internacional "Sin ancianos no hay futuro", que ya ha recogido miles de firmas.
Durante la audiencia también ha mostrado gran preocupación por las zonas del mundo donde prosigue la guerra en este tiempo de pandemia. Y también por los campos de refugiados y los campos de detención donde los migrantes sufren especialmente en este tiempo por carecer de cualquier tipo de ayuda, empezando por los alimentos, y para los que es urgente abrir corredores humanitarios, modelo de acogida e integración que la Comunidad, junto con las iglesias evangélicas y posteriormente la Conferencia Episcopal Italiana, puso en marcha en 2016, y que hoy están considerados una mejor práctica a nivel internacional para el auxilio y la integración de los migrantes.