En Kiev (Ucrania) acaban de terminar las "Vacaciones veraniegas para todos", cinco días de descanso y amistad, dedicados especialmente a los ancianos, en una acogedora localidad de veraneo a las afueras de la ciudad, con piscina al aire libre.
Estos días hemos podido vivir más intensamente la alianza entre las generaciones, en la familia grande y hermosa que la Comunidad nos da a todos, empezando por los pobres: alrededor de veinticinco ancianos y cuatro amigas discapacitadas, han llegado a sumar más de cien con los adolescentes, estudiantes universitarios y adultos. Desde el año de edad de la más pequeña hasta los 95 de la más anciana, ninguna generación quedaba fuera.
Los días han pasado entre actividades en contacto con la naturaleza, muy apreciadas por los ancianos que viven cerrados en residencias, y momentos de amistad, con juegos de mesa, dibujos, composición de poesías, cocina, donde muchas ancianas han recuperado el gusto de preparar algo sabroso, como verdaderas abuelas con sus nietos.
Las vacaciones también han sido la ocasión de orar cada día junto a los ancianos, por la paz en Ucrania y en todo el mundo. Cuando se han unido a la oración un grupo de jóvenes de una parroquia cercana, hemos constatado una vez más la fuerza de atracción y la necesidad de la oración de la Comunidad, que une a generaciones distintas y a países lejanos en una única y verdadera familia.