Han pasado 3 años desde que empezó la guerra a gran escala en Ucrania, que ha provocado enormes devastaciones a las ciudades y a las infraestructuras, y un altísimo número de víctimas. Según la ONU (datos de noviembre de 2024), ya han muerto más de doce mil civiles, y algunos analistas calculan que los soldados muertos de ambos bandos superan el millón. La situación de la población es especialmente grave: una de cada dos familias ucranianas necesita asistencia, sin olvidar los 4 millones de desplazados internosy los 7 millones de refugiados que están en otros países. Más información.
Desde que estalló la guerra, la Comunidad de Sant’Egidio, que está presente en Ucrania desde 1991, ha trabajado para crear una extensa red de ayuda humanitaria para responder a las necesidades cada vez mayores de la población. Los Jóvenes por la Paz han tenido un papel importante en la preparación y envío de la ayuda. En multitud de encuentros en las universidades los jóvenes de la Comunidad han transmitido el mensaje de que no hay nadie demasiado pequeño o joven para cambiar las cosas, incluso frente a un acontecimiento grande y terrible como la guerra. Estos encuentros han mantenido una elevada atención sobre la guerra de Ucrania, que tras los primeros meses cayó en el olvido de los medios de comunicación. También han contrarrestado la idea según la cual la guerra es un mal necesario o inevitable, y han confirmado el valor de la paz. Los estudiantes universitarios se han mostrado sensibles a este mensaje, y han confirmado el enorme deseo de paz que tienen los jóvenes, y han colaborado en la preparación de ayuda humanitaria en el Ecolab de Paz. El Ecolab de Paz abrió en octubre de 2023 y se basa en el principio de la ecosolidaridad: hacer el bien a los demás haciendo al mismo tiempo el bien al medio ambiente. Más información. Gracias a este principio, los Jóvenes por la Paz han organizado recogidas de varios productos de primera necesidad: medicamentos, material escolar, ropa o juguetes. Todo este material se ha enviado a Ucrania, donde la Comunidad lo reparte en varios centros de ayuda. Así explican los jóvenes su aportación a la construcción de un mundo en paz:
“Para construir este mundo, la ayuda humanitaria es una pieza fundamental, porque es un acto de solidaridad que se opone a la lógica de las armas y de la destrucción, de la violencia y de la guerra, y que propone, con la ayuda concreta, diálogo y paz”.
