Malawi es uno de los países más pequeños pero también más densamente poblados de África. Es un país de jóvenes: el 80% de sus 20 millones de habitantes tienen menos de 35 años.
Las propias generaciones jóvenes están viviendo un momento de profundas transformaciones. Malawi experimentó la democracia a mediados de la década de 1990 y permaneció al margen de la globalización y la modernidad durante mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años, cierto desarrollo ha creado un movimiento tanto de oportunidades como de desigualdad. Un ejemplo: si a principios del 2000 sólo había cinco universidades públicas, hoy en Malawi hay decenas de universidades y centros de formación privados que transmiten la imagen de un país vivo, expresión de un vasto mundo de jóvenes en busca de un futuro mejor.
Al mismo tiempo -y por las mismas razones- en los últimos años Malawi ha experimentado un creciente fenómeno de emigración, en un país donde las oportunidades aún son escasas para los jóvenes.
Estos últimos días, representantes de las Comunidades de Sant'Egidio de los distintos distritos de Malawi se reunieron en Blantyre con Marco Impagliazzo. El presidente de la Comunidad los animó a afrontar los desafíos que vive el país, contribuyendo a la construcción de una sociedad pacífica y acogedora hacia los más pobres.
A continuación, se reunió con una gran asamblea de alrededor de mil jóvenes, los Jóvenes por la Paz de Malawi, a los que se les confió un mandato: ser constructores de paz, siguiendo el ejemplo de Sant'Egidio, allá donde estén, en sus escuelas, universidades... Tres palabras guiaron la reflexión: “Amistad, Palabra, Pobres”. Muchos jóvenes, en sus intervenciones, las retomaron, subrayando la urgencia de crear un ambiente donde la palabra del Evangelio se convierta en base de amistad con todos, empezando por los niños de las Escuelas de la Paz y los ancianos, que a menudo quedan cada vez más solos.
La mañana del domingo 30 de junio se reunió toda la comunidad de Blantyre, la segunda ciudad del país. Sant'Egidio, en Malawi, celebrará el próximo año su 25º aniversario. Así, la asamblea comenzó a discutir cómo este aniversario podría convertirse en una oportunidad para renovar el compromiso a favor de los pobres y los más pequeños. La celebración de la liturgia eucarística, que llenó de cantos la Casa de la Amistad de Blantyre, concluyó los tres días de encuentro y reflexión.