Lo dice entre lágrimas la madre de Joao, uno de los muchos niños con problemas visuales que, tras un diagnóstico, recibieron gafas gratuitas a finales de septiembre en la clínica oftalmológica del Centro DREAM de Matola.
Es un centro muy bien equipado, con equipamiento sofisticado. El optometrista crea gafas a medida. La clínica también está equipada con lentes y monturas que periódicamente suministran numerosos donantes italianos.
La clínica, inaugurada en 2019, ha realizado exámenes de la vista a más de 9.000 personas y ha fabricado cientos de gafas, que se ofrecen de forma gratuita a niños y jóvenes en campañas de detección en las escuelas de Matola. En el caso de Joao no fue posible fabricarlos allí, ya que la graduación era muy alta y los vidrios tenían características particulares, pero sí fue posible hacerlos importándolos de Italia, gracias a una amplia red de apoyo iniciada hace algunos años por el programa DREAM.
Además de realizar controles rutinarios, medir la vista para detectar condiciones de riesgo, identificar tratamientos preventivos adecuados y fabricar gafas, la clínica también está equipada con una especie de unidad móvil que llega a las escuelas y también al Centro de Nutrición de Sant' Egidio para realizar controles de la vista.
La calidad y excelencia de este servicio de prevención y tratamiento es una respuesta concreta para cerrar al menos ligeramente la gran brecha que también existe en este caso entre el norte y el sur del mundo. De hecho, la prevención y el diagnóstico oportuno permiten vías rápidas de recuperación y en muchos casos evitan la ceguera.
En el mundo hay 2.200 millones de personas con algún trastorno visual, baja visión o ceguera total. Alrededor de la mitad, mil millones, podrían haber salvado sus ojos si hubieran recibido la atención necesaria para corregir sus defectos, desde la miopía hasta el glaucoma y las cataratas. Así se informa en el primer informe de la Organización Mundial de la Salud sobre la vista.
En las regiones del África subsahariana hay tasas de ceguera ocho veces superiores a las registradas en todas las regiones ricas del mundo. “En los países de ingresos medios y bajos, los problemas de visión no se tratan con la debida atención. Cualquier persona nacida en un país pobre y con mala visión desde lejos, por ejemplo, tiene muy pocas posibilidades de recibir un tratamiento que corrija el defecto. Las necesidades insatisfechas de las poblaciones de los países de bajos ingresos son cuatro veces mayores que las de los habitantes de los países ricos”. [Informe de la OMS]