Hoy, 8 de julio, recordamos la muerte de Floribert Bwana Chui, un joven congoleño de la Comunidad de Goma que perdió la vida por no ceder ante la corrupción. Floribert fue asesinado la noche del 7 al 8 de julio de 2007 porque se negó a dejar pasar un cargamento de productos alimentarios en mal estado que eran un peligro para la salud de la población. Su vida estuvo marcada por la fe en Cristo y por el amor a los más pequeños, en especial, los niños de la Escuela de la paz. Floribert demostró tener una valentía extraordinaria con su negativa y sacrificó su propia vida por el bien común. Su historia, truncada por una trágica violencia, muestra, como escribió Andrea Riccardi, "la fuerza débil de un joven que cree. Esta indica el camino de la resurrección de África, que empieza por los jóvenes y los laicos. No es solo una historia congoleña y africana, sino que es una historia que habla a los jóvenes del mundo entero".