En la iglesia de los Santos Mártires Justo y Pastor de Barcelona se bendijo un icono dedicado a los nuevos mártires y testimonios de la fe que ha habido desde el siglo XX hasta nuestros días. La bendición tuvo lugar durante la liturgia eucarística del primer domingo de Adviento, en un clima de gran alegría para toda la Comunidad de Sant’Egidio. La ocasión se enriqueció con el anuncio de la autorización del papa Francisco a la promulgación del decreto del Dicasterio de las Causas de los Santos, que abre el camino a la beatificación de Floribert Bwana Chui. Su vida es un ejemplo de fe, honestidad, oración y amor por los pobres, que vivió en la martirizada región de Kivu.
El icono narra la historia del martirio que se vivió entre los siglos XX y XXI, y dedica una especial atención a los mártires de la guerra civil española. Floribert Bwana Chui, miembro de la Comunidad de Sant’Egidio de Goma, está representado con sus rasgos distintivos: las gafas y la corbata, que destacan su imagen de joven fiel y comprometido. Como recordó Andrea Riccardi durante la meditación del día en el que se reconoció su martirio: “El amor por los pobres y los niños de la calle es el corazón del martirio de Floribert”.
La pintura es obra de Renata Sciachì, que la creó en el taller de iconografía de la Comunidad de Sant’Egidio de Roma. Se inspira en el icono de los nuevos mártires y de los testimonios de la fe del siglo XX, que pintó la misma artista, y que se conserva en la Iglesia de San Bartolomé de la Isla Tiberina, donde está el Memorial de los Nuevos Mártires. Estas obras iconográficas, que recorren las historias de testimonio de fe y de sacrificio de los últimos cien años, están iluminadas por una reflexión teológica inspirada en el libro de Apocalipsis.
El icono representa la visión que describe el libro del Apocalipsis de san Juan: «Después de eso, apareció una gran multitud, la cual nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua. De pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos». La historia del siglo XX no es la de unos pocos cristianos heroicos, sino la de un verdadero martirio colectivo, como destaca Andrea Riccardi en su libro “El siglo de los mártires”.