Nuevamente este año, Sant'Egidio ha querido renovar la tradición de celebrar la Navidad con los presos y, en particular, de estar en Regina Coeli el 26 de diciembre, el día en que se conmemora la visita del papa Juan XXIII a Regina Coeli el día siguiente de la Navidad de 1958.
Dos grupos de voluntarios fueron, llenos de regalos y buena comida, a Regina Coeli y a Rebibbia Nuovo Complesso.
Celda por celda, visitaron a todos los detenidos que hay en las dos instituciones, más de 2300 personas. Para todos, una sonrisa, un apretón de manos, una tarjeta de felicitación y un regalo: una botella de jabón, una barra de chocolate y un chándal. Y como no hay fiesta sin una buena comida de Navidad, también una ración de buena pasta horneada.
Este año ha sido muy difícil para los detenidos, y la Comunidad ha querido mostrarles su cercanía los días de Navidad. Para quien viven en prisión, de hecho, la visita es el mayor gesto de cercanía, es romper el aislamiento, significa no ser estigmatizado: un gesto simple que significa mucho para quien sufre por la soledad y por estar lejos de sus seres queridos.
En Rebibbia, en un pabellón de cuatrocientos reclusos, ocho comidas permitieron compartir buena comida, buena música y mucha amistad.
No hay fotos de lo ocurrido dentro de los muros de la cárcel que puedan documentar la alegría y la serenidad de los detenidos, los voluntarios y el personal de la policía penitenciaria en un día tan especial. Solo hay fotos de quienes quisieron entrar en la cárcel para llevar su solidaridad.
Sí tenemos –y las queremos compartir– las conmovedoras palabras de los detenidos: «Nunca nos olvidáis», «Vuestra sonrisa y vuestra amistad son el mejor regalo porque nos dicen que no estamos solos».
El mensaje más elocuente nos llega en una tarjeta: «He aprendido a escribir hace poco y espero que podáis leer... Gracias de todo corazón».