Tcholliré, situada al norte de Camerún, es una ciudad con graves problemas económicos y sociales. En esta región hay una cárcel donde los presos viven en condiciones muy difíciles que se agravan por la falta de recursos y por el mal estado de las infraestructuras. La superpoblación, la falta de servicios básicos y unas estructuras decadentes hacen que la vida de los reclusos sea extremadamente dura. Además, hace tres años la situación empeoró aún más cuando una tromba de agua destruyó el techo de las celdas y una parte del muro exterior. Actualmente los presos pueden salir de las celdas solo cinco horas al día: de 7.00 a 12.00h.
A principios del año, los voluntarios de la Comunidad de Sant’Egidio repartieron alimentos, jabón y zapatos entre los detenidos, una ayuda que alivió la precaria situación en la que viven los presos. «Vuestra amistad supera todas las dificultades», dijeron los detenidos, que agradecieron la ayuda recibida. La reciente visita de los voluntarios ha sido un signo tangible de cercanía y de solidaridad. Gracias al trabajo de la Comunidad de Sant’Egidio, los presos han encontrado una compañía amiga que les ayuda en todo momento y que les transmite que no están solos.