Siguen los corredores humanitarios también para los refugiados víctimas de conflictos distintos del de Ucrania. Esta mañana han llegado al aeropuerto de Roma con un vuelo procedente de Beirut 41 refugiados sirios. Han vivido muchos años en campos de refugiados en el valle de la Bekaa y el norte del Líbano o en infraviviendas de las periferias de Beirut y Trípoli. Se trata de familias y personas que en los últimos meses han sufrido un grave deterioro de sus condiciones de vida no solo a causa de la pandemia, sino también por la grave crisis política, económica y social que atraviesa aquel país, han aterrizado en el aeropuerto de Roma esta mañana, en un vuelo proveniente del Líbano.
A este primer grupo se le sumarán otras 22 personas, cuya llegada está prevista para el 30 de mayo, para un total de 63 personas. Entre ellos, hay 23 menores que a causa de la situación precaria del Líbano en su mayoría no van a la escuela y algunos enfermos que recibirán atención sanitaria en hospitales italianos. La llegada de este nuevo grupo permitirá que algunos parientes que habían llegado anteriormente con los Corredores humanitarios se reúnan con sus familias.
Han llegado a Italia gracias al sistema de los corredores humanitarios impulsados por la Comunidad de Sant'Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia y la Mesa Valdense, de acuerdo con los Ministerios del Interior y de Asuntos Exteriores, que desde febrero de 2016 ha llevado al país transalpino de manera segura, desde el Líbano, a más de 2.300 personas. En total, más de 4.600 solicitantes de asilo han llegado a Europa a través de los corredores humanitarios.
Los núcleos familiares que han llegado esta mañana también serán acogidos por asociaciones, parroquias, comunidades y personas en varias regiones italianas (Cerdeña, Lacio, Lombardía, Calabria, Sicilia, Tlscana, Piamonte, Apulia, Emilia Romaña y Trentino) y empezarán un proceso de integración: para los niños a través de la inscripción inmediata en la escuela y para los adultos, inmediatamente con el aprendizaje del idioma italiano y, una vez obtenido el estatuto de refugiado, la inserción en el mercado de trabajo. Los corredores humanitarios, totalmente autofinanciados (gracias a la recaudación de fondos de Sant'Egidio y al 8 por mil de la Mesa Valdense) e implementados gracias a una difusa red de acogida, son una buena práctica que combina solidaridad y seguridad.
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