En estas horas dramáticas para la capital de Ucrania, Andrea Riccardi y la Comunidad de Sant'Egidio, con el siguiente manifiesto al que se puede adherir todo el mundo, lanzan la propuesta de llegar a un inmediato alto el fuego y de proclamar de manera urgente Kiev como "ciudad abierta":
Llamamiento para salvar Kiev
Kiev, capital de tres millones de habitantes, es hoy un campo de batalla en Europa.
La población civil, indefensa, vive en una situación de peligro y terror mientras busca protección en los refugios subterráneos. Los más débiles, desde los ancianos hasta los niños, o las personas sin hogar, están aún más expuestos. Ya se han producido las primeras víctimas civiles.
Kiev es una ciudad que representa un gran patrimonio cultural. No se puede pensar en la cultura europea, en la historia de Europa sin Kiev, del mismo modo que no se puede pensar en la cultura rusa, en la historia de Rusia, sin Kiev. La ciudad, con todos sus monumentos, alberga conjuntos que son patrimonio de la humanidad.
Kiev es una ciudad santuario para muchos cristianos, en primer lugar para los cristianos ortodoxos de todo el mundo. En Kiev empezó la historia de fe de los pueblos ucraniano, bielorruso y ruso. En Kiev nació el monaquismo ucraniano y ruso. El gran monasterio de la laura de las cuevas que domina desde la colina el gran río Dniéper es lugar sagrado y milenario de peregrinación y de oración. Kiev es una ciudad de gran valor para todo el mundo cristiano.
El destino de Kiev no deja indiferente a quien, desde Oriente hasta Occidente, observa y vive apasionadamente la ciudad y su gente. Después de Sarajevo, después de Alepo, no podemos asistir nuevamente al asedio de una gran ciudad. Los habitantes de Kiev piden un impulso de humanidad. Su patrimonio cultural no puede estar expuesto al peligro de destrucción. La santidad de Kiev para el mundo cristiano exige respeto.
Imploramos a quienes pueden decidir abstenerse de utilizar las armas en Kiev que declaren un alto el fuego en la ciudad, que proclamen Kiev como "ciudad abierta", que no ataquen a sus habitantes con la violencia de las armas, que no violen una ciudad a la que hoy mira toda la humanidad. Que esta decisión facilite una negociación para llegar a la paz en Ucrania.
Andrea Riccardi
Comunidad de Sant'Egidio