Un arco iris de paz emerge de la Eur en Roma: es el mundo nuevo y pospandémico que los líderes de todas las religiones, reunidos en el encuentro interreligioso "Pueblos Fraternos, Tierra Futura", están llamados a construir. Esta es, de hecho, la invitación de Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio; lo acompaña Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla, para quien la Covid-19 "ha hecho más evidente la pertenencia a la única familia humana de todos los pueblos de la tierra". Por lo tanto, los líderes políticos, los líderes religiosos y toda la humanidad deben aprovechar la oportunidad que brinda este momento de cambio para "construir el futuro sobre la roca y no sobre la arena", dijo Justin Welby, arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra. La tolerancia es el futuro, argumentó Nahyan bin Mubarak Al Nahyan, titular del primer y único Ministerio de Tolerancia y Convivencia en todo el mundo, en los Emiratos Árabes Unidos. "Estamos comprometidos a trabajar con todas las personas y todas las naciones - dijo - para garantizar el respeto y la compasión genuinos por la dignidad de cada ser humano y para preservar los derechos humanos fundamentales para todos".
“La palabra clave para entender cómo debemos construir el mañana es 'juntos'. Una palabra que no solo expresa una invitación a compartir, sino que se refiere a la alianza con las generaciones futuras”: así se expresó Luciana Lamorgese, ministra del Interior en Italia, quien también recordó la experiencia de los corredores humanitarios y la colaboración con la Comunidad de Sant'Egidio.
Al concluir la asamblea de apertura, Marco Impagliazzo, saludando a las delegaciones de las distintas religiones del mundo, dijo: "Lo que hemos escuchado de la gran sabiduría de las diferentes tradiciones religiosas, como nos dijo Su Santidad Bartolomé, es que "solo juntos es posible un nuevo inicio". Estamos muy de acuerdo con estas palabras, porque todos hemos vivido esta nueva y dolorosa experiencia global, que sin embargo, como nos recordó el rabino Pinchas, no nos ha derrocado, no acabó con el mundo. Hay un gran recorrido delante nuestro si repensamos el mundo con nuevos criterios y nuevos caminos, si repensamos el mundo como una comunidad. Una comunidad que muestra cada día la necesidad de estar juntos, sobre todo a partir del sufrimiento de tantas personas que son descartadas, invisibles, marginadas en nuestro mundo. La pertenencia común que hoy se ha manifestado en toda su grandeza y novedad, por la gran alegría de habernos encontrado en persona".