En Calais, donde termina Europa, la Navidad para todos llega a los migrantes

La ciudad de Calais, en el estrecho de la Mancha, es el punto de la tierra firme europea más próximo a Inglaterra. Allí en los últimos años se han quedado atrapados muchos migrantes que intentan llegar al Reino Unido, escondiéndose en camiones, en contenedores, en trenes... Y en los últimos tiempos cada vez son más los que intentan hacer la travesía en embarcaciones precarias.

Solo en la primera mitad de 2020 la Prefectura marítima de la Mancha y del mar del Norte ha contabilizado 6200 personas que han intentado realizar la peligrosa travesía. Cada vez más hombres, mujeres y niños pierden la vida en estos desesperados viajes de la esperanza. Ese fue el triste caso de la familia iraní de Rasoul Iran-Neja, su esposa Shiva-Mohammad Panahi (35 años) y sus hijos Anita (9), Armin (6) y Artin (15 meses), que se ahogaron cuando su barca se hundió el 27 de octubre.

La costa inglesa parece estar a un tiro de piedra. Desde la llamada costa de Ópalo se pueden ver los característicos acantilados de Dover, los "white cliffs of Dover". Allí llega el "Channel", el túnel ferroviario bajo el mar del Norte que une Londres con París, Bruselas y el resto de Europa. Es una frontera "dura" que con el Brexit se convertirá en una frontera de la Unión Europea.

Calais, pues, es una especie de "Lesbos al revés": estas personas intentan no entrar en la Unión Europea, sino salir de ella. Sobreviven en circunstancias muy difíciles, en medio del frío y el barro, en tiendas improvisadas que a veces son simplemente un trozo de plástico. Como Lesbos en oriente, en occidente Calais representa el fracaso humanitario de los países europeos frente al fenómeno migratorio.

En Navidad, una delegación de la Comunidad de Amberes fue a visitar a estos migrantes allí donde se encuentran, y les llevó víveres y regalos. Son casi todo hombres de entre 18 y 35 años, mayoritariamente originarios de Eritrea y de Sudán.

La Navidad para Todos ha permitido ver sonrisas, encuentros personales, y ha sido un momento de amistad y de humana cercanía para estos "condenados de la tierra", para los que parece que no hay lugar en Europa. 

Frente a sus pobres tiendas, tan parecidas al pesebre en el que nació Jesús, ha nacido una amistad, esperanza de una vida mejor.