La basílica de Santa María de Trastevere, donde nació la tradición de la comida de Navidad con los pobres, se llenó de gente. (Mira la Galería de fotos). Eran muchas personas, pero en gran armonía, la armonía de mesas festivas, sonrisas, abrazos y regalos personalizados. Una familia en la que se vence la soledad y, por tanto, todos son más ricos. El día de Navidad se vio el mundo como debería ser siempre no solo en Trastevere, sino en toda Italia, con la participación de más de 80.000 personas entre voluntarios e invitados, y 250.000 en todos los continentes. Fue un claro mensaje de paz y de solidaridad.
Personas sin hogar, ancianos, familias necesitadas y refugiados que se han salvado con los corredores humanitarios se sentaron en la mesa con quienes cada día del año les ayudan y son sus amigos. Durante casi dos horas hablaron y celebraron la Navidad con el menú tradicional: lasaña, albóndigas, lentejas y panettone. “Esta mesa vence la soledad y también es una propuesta a nuestra sociedad, para que sea más fraterna y acogedora”, dijo Andrea Riccardi, que participó en la comida. Como comentó el presidente de Sant’Egidio, Marco Impagliazzo, “junto a las puertas de la basílica, se han abierto también las puertas de muchos corazones, de todas aquellas personas –incluidos muchos jóvenes– que hoy se ocupan de los necesitados”.
Al finalizar la comida, en el momento de despedirse, el párroco de Santa María de Trastevere, Marco Gnavi, presentó a algunos invitados. Como Gemma, siria, que llegó a Roma con los corredores humanitarios: “En este momento es importante tener esperanza y rezar por la paz en el mundo”. Antonino, de Sicilia, que lleva muchos años viviendo en Roma: “He vivido en la calle, me ayudaron a encontrar una casa y ahora ayudo a otros que lo necesitan”. Y el pequeño Alí, que llegó de Gaza junto a su tía, que en perfecto italiano dijo, sin dudarlo: “¡Me gusta esta mesa!”.
La comida en la basílica contó con la presencia del alcalde de Roma: “Para mí es un gran honor estar aquí. Es un momento precioso, con personas que necesitan sentir cerca la ciudad, una ciudad que no quiere dejar a nadie atrás, donde todos están mejor, no solo las personas que reciben ayuda, sino también quien las ayuda”. “Juntos –comentó al final el padre Gnavi– hemos vivido la realidad de un pueblo sin fronteras, que recupera la esperanza y construye un futuro de paz”.
Todas las comidas de Sant’Egidio han sido posibles gracias a la ayuda gratuita de los voluntarios y al número solidario 45586 (solo desde Italia, activo hasta el 29 de diciembre). Los próximos días están programadas muchas iniciativas para todo el periodo navideño, con el reparto de comida y regalos también en las cárceles, como en Roma (Rebibbia y Reginia Coeli) el 26 de diciembre.
Andrea Riccardi: “Esta mesa también es una propuesta a nuestra sociedad”. 80.000 personas en Italia y 250.000 en todo el mundo se sentaron a la mesa para vivir juntas la fiesta más bella del año