"Hay que dar un futuro a los jóvenes africanos". En una sala llena de gente en el ayuntamiento de Yopougon, un gran municipio del distrito de Abiyán, ayer se celebró una oración en recuerdo de Laurent Barthélémy, el joven de 14 años que murió en el tren de aterrizaje de un avión que llegó a París proveniente de Costa de Marfil. Tras el acto de recuerdo de una semana en la capital francesa, la Comunidad de Sant’Egidio ha querido organizar también un acto de recuerdo en la ciudad del joven africano, en el barrio donde vivía con su familia. El acto llevó por título "Morir de esperanza", como las oraciones que Sant’Egidio hace cada año en Roma para recordar a los miles de personas que mueren en los viajes por el desierto y el Mediterráneo intentando llegar a Europa.
En un clima de gran conmoción, frente al icono del rostro de Jesús adolescente, como era Laurent Barthélémy, y frente a la foto del joven, el padre Didier Tshibangu, de la Comunidad, destacó en su predicación que existe "el deber de recordar" todos los sueños rotos de los jóvenes africanos, sueños de un futuro que hay que darles: "El silencio culpable, a todos los niveles, favorece una actitud resignada. Los jóvenes quieren que les escuchen, pero no encuentran a nadie que lo haga". "Estamos aquí para no olvidarles y para ponerlos ante los ojos de todos", dijo en su saludo el responsable de la Comunidad de Sant’Egidio de Abiyán, Georges Adon. Tenía delante a gente del barrio, a las autoridades locales, a los jefes tradicionales y a responsables religiosos, cristianos y musulmanes. Todos quisieron estar al lado de la familia, que estaba sentada en primera fila.
Los próximos días la Comunidad, que está en Yopougon desde hace unos años con las Escuelas de la Paz y que hace poco abrió una casa para ayudar a los niños de la calle a salir de la situación en la que viven, pasará por las escuelas del barrio para hablar a los jóvenes, para conocer sus sueños y para empezar a construir juntos un futuro diferente en tierra marfileña.