Re-encontrar la esperanza. Porque, aún pudiéndola mantener durante las dificultades vividas en los peligrosos viajes realizados por los migrantes, puede llegar a perderse detrás de las rejas de un campo de refugiados como el de Moria en Lesbos.
La llegada de 33 solicitantes de asilo, incluidos jóvenes y familias con menores y ancianos de Afganistán, y mujeres de Camerún y de Togo, alrededor de las 10.00h del día 4 de diciembre al aeropuerto de Fiumicino, provenientes del campamento de Moria donde han vivido durante meses, es un señal para Europa. "Los corredores humanitarios son el comienzo de un proceso que queremos que sea europeo y amplio, compartido por todos los países europeos. Agradezco a los gobiernos italiano y griego que han realizado un cambio profundo en este primer corredor de la isla de Lesbos y que da un punto de inflexión a este complicado proceso", dijo Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant'Egidio, que justamente antes de Pascua fue a Lesbos, encontrando una humanidad herida en una situación de extrema dificultad. "Serán acogidos por la Limosnería Apostólica y por Sant'Egidio, como en casa, en la familia, para comenzar una nueva vida y estaremos cerca de ustedes", continuó, recordando la colaboración con el cardenal Konrad Krajewski, para garantizar que pudiera nacer un verdadero signo de esperanza del viaje del Papa a Lesbos en 2016, no un episodio puntual sino un comienzo. "Abramos, comenzando por mí mismo, nuestros canónicos, conventos, monasterios, para que cada uno acoja al menos una familia de los campos de refugiados de Lesbos, para poder vaciarlo del todo", dijo el Limosnero Apostólico Krajewski, recordando el llamamiento del Papa Francisco. Él pudo acompañar a los recién llegados durante el viaje, después de visitar a los refugiados acampados fuera del punto de acceso de Moria, en condiciones cada vez más difíciles, con el invierno acercándose. Para los recién llegados, y los otros 10 que llegarán en los próximos días, comienza una nueva vida, un camino de integración y solidaridad que sigue las iniciativas que este verano Sant'Egidio organizó en las islas de Lesbos y Samos. En el aeropuerto de Fiumicino, la recepción fue festiva y conmovedora, con voluntarios de las iniciativas de verano y con algunos de los mismos refugiados que en junio de 2016 llegaron desde Lesbos a bordo del vuelo “de re-entrada” con el mismo Papa Francisco.