En el corazón de Cataluña, en Manresa, una plaza del centro se ha llenado de personas de distintas culturas y orígenes. Son los alumnos de la Escuela de Lengua y Cultura de la Comunidad de Sant’Egidio: los matriculados que participan en la inauguración del nuevo curso y los que terminaron la formación y reciben su diploma. Es un motivo de fiesta, pero también la oportunidad para expresar una cultura de convivir juntos. En la plaza hay personas provenientes de 20 países que aprenden catalán y español con la Comunidad: son jóvenes, adultos, trabajadores migrantes para quienes aprender la lengua es la "clave" para integrarse en la sociedad de un país nuevo.
La Escuela también es un laboratorio de integración, donde se descubre la importancia de buscar la paz uniendo a personas diferentes. Así lo dijeron desde el palco los estudiantes, que han descubierto que la Comunidad es una oportunidad de amistad y de cultura. Como el Encuentro "Paz sin fronteras" de Madrid, del que se leyeron las palabras de diálogo entre culturas y religiones, como las del papa Francisco. "Debemos unirnos todos para gritar que la paz no tiene fronteras. Un grito que surge de nuestro corazón. Es de allí, en efecto, desde los corazones, de donde debemos erradicar las fronteras que dividen y enfrentan; y es en los corazones donde se deben sembrar sentimientos de paz y fraternidad". Los alumnos de la Escuela de lengua y cultura, más allá de las barreras lingüísticas, expresan que quieren superar las fronteras del racismo y de las desigualdades, porque una "paz sin fronteras" la construimos juntos.