Hoy, 30 de agosto, finaliza el verano solidario en el campo de refugiados de Pournara (Chipre). Uno de los actos finales ―junto al emocionante recuerdo de los migrantes que han perdido la vida en el mar― ha sido la entrega de diplomas a los refugiados-estudiantes que durante todo el verano han asistido a las clases de inglés en Nicosia y en el campo.
Más de 70 mujeres y hombres de edades y proveniencias distintas ―Nigeria, Etiopía, Somalia, Afganistán, Yemen, Siria, Camerún, República del Congo, Guinea y República Democrática del Congo― han vuelto a los pupitres de la escuela durante el verano, acompañados por profesores voluntarios. Para todos ―tanto para quien enseñaba como para quien aprendía― ha sido un espacio de trabajo y entusiasmo. La escuela ha sido una manera de apoyar la voluntad de futuro de quien ha dejado su tierra con dolor y esperanza y finalmente ha experimentado una ayuda concreta para construir su vida.
