El sábado 21 de octubre, la ceremonia de entrega de diplomas de la Escuela de Cultura y Lenguas de Barcelona y de Manresa fue no solo un momento para destacar la importancia de la lengua como herramienta de integración de los “nuevos europeos” sino también para decir que nuestras sociedades necesitan la vitalidad, la energía y la esperanza que aportan los inmigrantes. En el acto, que tuvo lugar en el auditorio de la Universidad Ramon Llull, participaron más de cuatrocientas personas.
Barcelona
Este año, la ceremonia contó con la presencia de una delegación de la nueva Escuela de Cultura y Lenguas de la Mina (Sant Adrià del Besòs), una zona periférica de Barcelona donde está surgiendo la segunda escuela de la ciudad. Entre los distintos testimonios que se oyeron en el acto, está el de Naszha, una antigua estudiante que, además de subrayar la importancia que ha tenido para ella y para sus hijos haber aprendido catalán, definió la lengua como el camino para construir nuevos lazos familiares y afectivos.
En línea con el “espíritu de Asís” que anima la Escuela de Cultura y Lenguas, durante la ceremonia se recordó el reciente encuentro de Berlín titulado “La audacia de la paz” y se leyó el llamamiento.
Manresa
En Manresa, 130 personas de 30 nacionalidades se reunieron en el Teatro Kursaal para fomentar la cultura y la convivencia como respuesta a recientes episodios de racismo. Los niños de la Escuela de la Paz hicieron una performance diciendo “No a la guerra”.