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Escuela de la Paz y derecho a la vivienda. Así Sant'Egidio en México trabaja por la integración de los otomíes, una minoría indígena muy pobre

En México existen 68 pueblos indígenas con una población total que varía entre 25 y 30 millones de un total de 120 millones de habitantes. Es raro encontrar zonas del país sin una presencia tangible de poblaciones indígenas, tanto nativas como migrantes, que se desplazan en busca de mejores condiciones de vida. Incluso en la vasta y tumultuosa Ciudad de México, con sus 28 millones de habitantes, la modernidad representada por enormes rascacielos convive con tradiciones milenarias como la de los otomíes.

“Otomí” es una palabra del antiguo idioma mexicano que significa “caminar con flechas”. Cuando, en 2015, la comunidad de la Ciudad de México comenzó a distribuir cenas a las personas sin hogar en el centro, inmediatamente notaron la gran cantidad de niños que caminaban por las calles hasta altas horas de la noche vendiendo pequeños souvenirs, dulces y cigarrillos a los turistas. En esas largas noches, bajo algunas farolas, conversando con estos niños y sus madres, comenzamos a comprender mejor las dificultades y tragedias de la población otomí.

Los otomíes llegaron a la megalópolis hace unos 15 años, procedentes de una región rural situada a 200 kilómetros de distancia, sin grandes infraestructuras ni oportunidades laborales. Los primeros en emigrar fueron los hombres, seguidos por las mujeres y sus hijos. Hoy en día, alrededor de 2.000 otomíes viven en la zona central de la ciudad, cerca de la sede comunitaria. Viven en tiendas de campaña y en edificios abandonados, no están inscritos en el registro municipal, no tienen documentos de identidad y muchos niños no van a la escuela. Hablan un idioma distinto al español, lo que les dificulta integrarse en la ajetreada vida urbana.

Desde 2018, niños y niñas otomíes asisten a la Escuela de la Paz. Esto permitió que unos 80 de ellos se matricularan en la escuela pública. La Comunidad también ha iniciado el catecismo y en el último año 20 niños han podido recibir el bautismo y la primera comunión.

La sede de la Comunidad se ha convertido, para los adultos otomíes, en un oasis de acogida y amistad, que también se ha convertido en premisa para una mayor integración en la vida urbana. Se ha iniciado una escuela de español para adultos, quienes de esta manera pueden integrarse más fácilmente a la sociedad mexicana. Pero sobre todo, con el tiempo y una creciente confianza mutua, la Comunidad de Sant'Egidio de la Ciudad de México logró obtener el reconocimiento de sus derechos a la ayuda para la vivienda. Así, desde finales de mayo de este año, 70 familias han accedido a alojamientos exclusivos, saliendo definitivamente de la marginación de las calles.

 

TAPIZ OTOMI HECHO DE HILO DE ALGODON SOBRE LONA DE ALGODON