Los corredores humanitarios también son lágrimas de alegría y emoción. Como las de A., que hace 8 años que vive y trabaja en Italia y que finalmente esta mañana ha vuelto a abrazar a sus dos hijos, que se habían quedado en Etiopía, en un campo de refugiados, durante todo este tiempo. Años soñando en Italia, estudiando italiano. Hoy, finalmente, con su abrazo en Fiumicino se cierra una herida larga y dolorosa.
Antes del amanecer han llegado los 51 refugiados provenientes del Cuerno de África con el primer corredor humanitario que se ha abierto gracias al segundo protocolo de acuerdo firmado recientemente con los ministerios del Interior y de Asuntos Exteriores.
Al recibirles, Daniela Pompei habla de un día de fiesta. "Muchos de vosotros -dice- se reúnen con sus familiares después de años de estar separados. Muchas veces las leyes de los países europeos son restrictivas, y los hijos mayores de edad no pueden reunirse con sus madres porque son adultos. Por eso hoy es un día de fiesta. El Cuerno de África sufre desde hace muchos años y muchos jóvenes, mujeres y niños se embarcan en peligrosos viajes. Los corredores humanitarios son una vía legal y humana para reagruparse, para estar protegidos y volver a empezar juntos una nueva vida. Sois los primeros 51 de este segundo corredor. Algunos de vosotros ya habláis italiano, habéis estudiado en escuelas de italiano del Cuerno de África y creemos que vuestra nueva vida será feliz. Con vosotros, más de 2800 personas han entrado con los corredores humanitarios y esperamos que muchos países abran corredores.
Hoy estáis aquí también para dar un testimonio a quien no quiere entender que hay millones de personas en el mundo que necesitan protección. Por eso os pedimos que seáis testimonios por los muchos que todavía están en cárceles libias, por los muchos que han perdido la vida. Queremos hacer un llamamiento a quien tiene responsabilidad de gobierno. Vosotros, gracias a Italia, habéis llegado de manera segura y legal. Vosotros sois una señal de esperanza y de confianza", ha dicho monseñor Francesco Antonio Soddu.
También se han sumado a la cálida bienvenida representantes de los ministerios de Interior y de Exteriores. Los 51 refugiados serán alojados por parroquias, asociaciones y familias italianas.
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