El sábado 1 de octubre, cientos de personas se reunieron en la catedral de Varsovia, donde la Comunidad de Sant'Egidio organizó una vigilia de oración dedicada a los refugiados, sobre todo a los que han perdido la vida en su viaje hacia Europa. Se trataba del primer encuentro de la Semana de oración por los refugiados, organizada por Sant'Egidio, Caritas Polska y otras asociaciones en más de veinte ciudades, que terminará el 8 de octubre con la vigilia presidida en Gniezno por el primado de Polonia, monseñor Wojciech Polak.
Precedió a la oración el testimonio de Nabiha y Antoun, cristianos de Homs, que llegaron a Polonia hace aproximadamente un año y que desde hace unos meses viven con una familia de la Comunidad: "Teníamos mucho miedo por nuestros hijos y nietos. Por desgracia una hija nuestra sigue en Siria y estamos muy preocupados por su familia. Nuestra nieta más pequeña, que ahora está en Suecia, empieza a gritar si oye fuegos artificiales o ruidos muy fuertes, porque piensa que son bombas o disparos. Queremos dar las gracias a Polonia que nos ha acogido y nos permite tener una vida serena y segura. Esperamos que pronto Polonia ayude también a nuestra hija a salir de aquel infierno".
La oración de Varsovia estuvo precedida por una manifestación en la plaza del Castillo, que iba acompañada por una pancarta con las palabras del papa Francisco en ocasión de la entrega del premio Carlomagno: "Sueño una Europa que socorra como a un hermano al pobre y a quien llega buscando acogida".
El domingo 2 de octubre, se celebró otra oración "Morir de esperanza" en la catedral de Poznan. La presidió monseñor Stanislaw Gadecki, presidente de la Conferencia episcopal polaca, que habló de algunos programas de ayuda a los refugiados que la Caritas polaca pondrá en marcha en las próximas semanas. A propósito del miedo a los refugiados, monseñor Gadecki afirmó: "Cada uno tiene su vida y cuando llegan los inmigrantes, instintivamente piensa en las dificultades que comportará su presencia. Pero no hay que construir muros y la Iglesia no los quiere. La Iglesia recuerda que Jesús está presente entre los más pequeños, entre los que sufren, entre los más necesitados. Los discípulos de Jesús tienen que anunciar la liberación a todos aquellos que todavía están sometidos por distintas formas de esclavitud".