Elard Alumando falleció el 10 de junio a las 19.00 h en Johanesburgo. Es un gran dolor para toda la Comunidad en el mundo. Tras un grave accidente de tránsito el 28 de diciembre pasado, Elard, con la ayuda cariñosa de muchos, ha luchado para vivir y curarse, a pesar de la dificilísima situación de su salud. En este periodo de hospitalización, se ha sentido rodeado por el amor de los hermanos y de las hermanas de Malawi, de Roma y de todo el mundo. Lo dijo, aunque con un hilo de voz pero con evidente agradecimiento, hace pocos días, en ocasión de su cumpleaños.
Elard nació en un pueblo de Malawi en 1980, y conoció la Comunidad en Zomba, en 1999, durante el primer congreso panafricano. Responsable de la Comunidad en Malawi, ha dado un gran impulso a la comunicación del Evangelio, al servicio a los pobres, a la curación y el cuidado de los enfermos. Punto de referencia para muchos y últimamente del movimiento Jóvenes por la Paz, esperó siempre en el rescate de su país, Malawi, a partir de las jóvenes generaciones. La Escuela de la Paz era para él un lugar de educación a la esperanza y de promoción para los niños más desaventajados. Le dolía que tantos pequeños malawianos carecieran de la posibilidad de tener un futuro por no tener oportunidades para estudiar. Está en el inicio del programa BRAVO en Malawi para dar un nombre y una ciudadanía a los niños, haciéndoles salir de la invisibilidad.
Promotor de esperanza en muchos aspectos de la vida de su país, no compartía la resignación ni siquiera ante las situaciones más graves: con DREAM, el programa para el tratamiento del SIDA, ha luchado mucho para liberar de la condena a muerte a muchas mujeres y niños, muy enfermos. Ha tenido un concepto muy elevado del servicio al pueblo malawiano, a su salud y promoción, desarrollando un contacto fecundo con las instituciones internacionales y del país. Testigo de esperanza, ha animado el compromiso de I-Dream; ha luchado por el rescate de los pobres, de los ancianos y de los presos. Ha representado a la Comunidad en el Sínodo de los Obispos para África en 2009. Comunicador simpático y convincente del Evangelio, ha confirmado a muchos en la esperanza y en la fe. Ha cultivado muchos lazos de amistad en el mundo de las Comunidades de Sant’Egidio, de la que ha sido miembro del Consejo de Presidencia desde 2009. Ha visitado muchas comunidades en África, en Europa, en Roma y en Estados Unidos. Muchos lo han considerado un amigo y un testigo del espíritu del Evangelio.
Toda la Comunidad de Sant’Egidio, unida en la oración, en la tristeza por este alejamiento, en el recuerdo de un cristiano sincero, de un africano que ha creído en la resurrección de África, envía un abrazo a su mujer, Dyna, a sus tres niñas, a su hermano Lawrence y a Sant’Egidio de Malawi.