El 10 de mayo se celebró en Varsovia una oración en recuerdo de los mártires contemporáneos. Una gran muchedumbre se reunió cerca del Castillo Real, a los pies del Crucifijo de San Martín, único resto de un antiguo monasterio que quedó totalmente destruido durante el alzamiento de Varsovia, signo tangible del sufrimiento de millones de cristianos europeos durante la Segunda Guerra Mundial.
La oración, organizada por la Comunidad de Sant'Egidio, estuvo presidida por el cardenal Kazimierz Nycz, y contó con la presencia de representantes de varias iglesias cristianas. En la homilía, el arzobispo de Varsovia habló de la tentación de adaptar el Evangelio, una tentación muy evidente a propósito de los pasajes de las Bienaventuranzas y del Juicio final.
Quien no se decide a acoger la radicalidad del Evangelio, hace de todo para debilitar la fuerza de las palabras de Jesucristo, que ayer y hoy dice: "Dichoso los pobres de espíritu, dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, dichosos los misericordiosos".
El arzobispo de Varsovia destacó que hay que escuchar el Evangelio "sin añadiduras y sin retoques", como es evidente en la parábola del Juicio final. La vida de cada uno se medirá por el amor hacia los pobres: “tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis". "Entre los cristianos europeos, también aquí en Polonia –afirmó el cardenal Nycz– existe una fuerte tentación de querer reducir o adaptar el significado de estas palabras de Jesús, a pesar de ser tan claras. Evidentemente no podemos llegar a afirmar que Jesús se equivocaba al decir: "era forastero, y me acogisteis". Pero a menudo hay quien dice que el Papa se equivoca insistiendo en la necesidad de acoger a los extranjeros. Tenemos que apreder de los mártires a escuchar en serio el Evangelio".
El arzobispo de Varsovia recordó que todos los cristianos están llamados a ser testimonios de misericordia. "Hoy podemos acoger la herencia de los mártires, contemporáneos nuestros. Podemos ser los que conservan su recuerdo y que los siguen en su testimonio de radicalidad evangélica. Estamos aquí para reforzar nuestro compromiso a favor de aquellos que esperan nuestra ayuda y que tienen el derecho de no esperar mucho tiempo. No solo los cristianos de Oriente Medio, sino todos aquellos que son perseguidos a causa de su fe, de su compromiso en defensa de la justicia y de la vida", dijo para terminar el cardenal.
Durante la oración fueron recordados los nombres de los cristianos, religiosos y laicos que han muerto en los últimos años por su fidelidad al Evangelio. Entre ellos recordaron a las Misioneras de la Caridad, asesinadas el pasado 4 de marzo en Yemen y a las víctimas del atentado del parque de Lahore, en la tarde de Pascua.