Esta mañana, en Sant'Egidio, en la sala de la paz se ha llevado a cabo la conferencia Migraciones e integración, Estados Unidos e Italia: dos modelos. El presidente de la Comunidad de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, abriendo los trabajos, afirmó que Sant'Egidio representa "un laboratorio privilegiado, con varias décadas de experiencia, en la acogida y la integración de los inmigrantes". El enfoque de Sant'Egidio, basado en la enseñanza de la lengua en escuelas gratuitas que abrieron en 1983, afirmó el presidente de la Comunidad, "difunde una cultura común y permite el intercambio entre personas provenientes de todos los continentes". Según Impagliazzo, “la integración es una casa común que hay que construir juntos y no un hotel, donde las personas viven juntas sin conocerse unas junto a otras. Integración no significa construir un país donde las distintas comunidades vivan separadas e impermeables entre sí. "En Europa falta una agencia europea para la inmigración según el modelo de la de Estados Unidos que pueda afrontar la cuestión de los inmigrantes que entran en Europa de manera unitaria sin una fragmentación regional". De la constatación de que hay "muchos hombres y mujeres integrados en nuestra sociedad" surge la propuesta de dejar de utilizar las palabras "inmigrante" y "extranjero": "es mucho mejor llamarles nuevos italianos y nuevos europeos", ha afirmado Impagliazzo, que para terminar recordó la próxima apertura de los corredores humanitarios, que permitirán que 1000 refugiados de los campos de el Líbano, Marruecos y, en el futuro, también Etiopía, lleguen a Italia sin tener que emprender los viajes de la muerte.
"Los Estados Unidos de América tienen el porcentaje más alto de inmigrantes del mundo: quiero afirmar que este factor hace el país más fuerte y le da una visión pluralista”, afirmó el subsecretario americano de Asuntos públicos, Richard Stengel, interviniendo en la conferencia organizada por la Embajada americana en Italia y por Sant'Egidio. Stengel también afirmó: "Todos mis antepasados provenían de otros países, no son americanos. Pienso que es una obligación moral de toda democracia acoger a los inmigrantes”, entre otras cosas porque "estamos en la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial". Llevando el saludo del presidente Obama y dando las gracias a Italia y a Sant'Egidio por el trabajo en el campo de la acogida y de la integración, Stengel terminó diciendo: "Vengo aquí para aprender y también para dar mi apoyo. Mi oficina de Washington dio 1,3 millones de dólares para programas de ayuda a refugiados aquí en Italia pero me gustaría hacer más".
En representación del Gobierno italiano intervino el viceministro de Interior Filippo Bubbico, que destacó las decisiones importantes de Italia en los últimos años, como en 2013 "cuando lanzamos Mare Nostrum y salvamos muchas vidas humanas". Para Bubbico "el sistema de acogida europeo debe construirse y ponerse en práctica. No hay que hacer frente a las emergencias con las astucias recíprocas de los países", sino que hay que promover soluciones como los "corredores humanitarios" que puedan asegurar acogida y seguridad. "Este es un momento delicado en Europa – afirmó el viceministro italiano - corremos el peligro de perder el sentido de nuestra pertenencia. El peligro es que los egoísmos nacionales puedan poner en tela de juicio la idea misma de Europa unida. Es un peligro real que tenemos que derrotar con inteligencia y con conciencia y, para derrotar estos intentos de represión, necesitamos fomentar una sensibilidad nueva y diferente de las opiniones publicas nacionales".
La periodista Viviana Mazza habló de la exigencia de los medios de comunicación de emplear un lenguaje apropiado en el tratamiento de los temas delicados como el de la inmigración. Eso no pasa siempre, pero es deber de quien informa, concluyó la periodista del "Corriere della Sera", ofrecer una información correcta, que pueda apagar desde el momento en el que surgen miedos y amenazas injustificadas. Según Elzir Izzedin, imán de Florencia y presidente del UCOII, los líderes religiosos también tienen una tarea fundamental. El religioso islámico comparó el papel de los líderes religiosos con el de los "bomberos: apagar los incendios del miedo, del ocio y de la intolerancia”.