En la lectura que clausura el encuentro 'Un grito por la paz', los representantes religiosos alertan que "la guerra solo trae muerte y destrucción, es una aventura sin retorno"
Los líderes de las principales religiones del mundo se han unido este martes, 25 de octubre, en Roma para proclamar por la paz durante la clausura del encuentro internacional 'Un grito por la paz' que ha organizado la Comunidad Sant' Egidio.
En la lectura de este llamamiento por la paz han demandado el final de las guerras que tantas víctimas dejan a lo largo y ancho del planeta: “Detengamos todos los conflictos. La guerra solo trae muerte y destrucción, es una aventura sin retorno en la que todos somos perdedores. Cállase las armas, se declare inmediatamente un alto al fuego universal. Las negociaciones capaces de conducir a soluciones justas para una paz estable y duradera deben activarse ahora mismo, antes de que sea demasiado tarde”.
En este sentido, los líderes religiosos han recordado que el final de la Segunda Guerra Mundial los estados lograron superar las diferencias y, fruto del diálogo, se crearon las Naciones Unidas. Un organismo resultante del acuerdo que tan necesario es hoy.
“Ahora no debemos perder la memoria de lo que es la tragedia de la guerra, que genera muerte y pobreza. Estamos ante una encrucijada: ser la generación que deja morir el planeta y la humanidad, la que acumula y comercia armas, en la ilusión de salvarse solos frente a los demás, o en cambio ser la generación que crea nuevas formas de convivencia, no invierte en armas, suprime la guerra como instrumento de resolución de conflictos y para la explotación anormal de los recursos del planeta”, proclaman.
En este contexto, los máximos representantes de las principales religiones llaman a los creyentes a trabajar por la paz: “Es nuestro deber ayudar a desarmar los corazones y llamar a la reconciliación entre los pueblos. Desgraciadamente, incluso entre nosotros mismos nos hemos dividido abusando a veces del santo nombre de Dios: pedimos perdón, con humildad y vergüenza. Las religiones son, y deben seguir siendo, una gran fuente de paz. ¡La paz es sagrada, la guerra nunca puede serlo!”
Y es que, como advierten en la lectura final que clausura el encuentro 'Un grito por la paz', si las guerras no cesan la humanidad está en jaque: “El mundo, nuestra casa común, es único y no nos pertenece a nosotros, sino a las generaciones futuras. Por lo tanto, liberémoslo de la pesadilla nuclear. Reanudemos de inmediato un diálogo serio sobre la no proliferación nuclear y el desmantelamiento de las armas nucleares”, exigen.
[ Redacción ]