Más de mil jóvenes europeos piden paz y la hacen realidad cada día en sus países. No solo en Italia, en Francia o en Alemania, sino también allí donde hay guerra, como en Ucrania, con la solidaridad y la ayuda concreta a quien sufre. “A Global Friendship for a Future of Peace”, el encuentro internacional de los Jóvenes por la Paz, movimiento vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, ha vivido hoy su jornada más intensa. Ha centrado el día una gran asamblea titulada “En la amistad está la victoria”, con testimonios de muchos jóvenes, estudiantes de secundaria y de universidad, provenientes de 13 países europeos y que ha contado con la participación del presidente de Sant’Egidio, Marco Impagliazzo.
“En estos años el movimiento de los Jóvenes por la Paz ha crecido y ha dejado marca en muchas ciudades de Europa, de África, de América Latina y de Asia, dando voz a muchos sueños y esperanzas de una generación a la que se escucha poco”, ha afirmado Impagliazzo. “Haber convertido la paz en bandera y lucha de cada día es una novedad en el mundo de hoy, marcado por la lógica imperante de la guerra que solo lleva a la muerte: desde las guerras que se libran con armas hasta las más pequeñas de cada día que parecen normales y que hacen pensar que la única manera de ganar es ofender, gritar, reprender a los demás. Pero nosotros sabemos que no se puede dar lo peor a los demás. A los demás, empezando por los pobres, debemos darles lo mejor de nosotros”, dijo en conclusión.
Los jóvenes han hablado de lo que hacen durante todo el año, en las periferias, con los niños desfavorecidos, con los sintecho, con los ancianos solos, y también de sus vacaciones solidarias, que muchos han pasado con los refugiados de los campos de refugiados de Grecia y Chipre. Es un gran acontecimiento europeo por la paz que cuenta con un gran seguimiento, en un tiempo marcado por guerras terribles como la de Gaza y la de Ucrania. Y precisamente de Ucrania (de Kiev, Leópolis, Ivano-Frankivsk y Járkov) había unos cien jóvenes que explicaron que la solidaridad con los desplazados y con muchas otras personas que sufren por la guerra es la primera acción que crea la paz. También han hablado de ecología, de migraciones y de pobreza en la ciudad donde hace 35 años cayó un muro, un ejemplo de la fuerza de la democracia, del diálogo y de la búsqueda de vías pacíficas de cambio, y signo de esperanza para el futuro.
La tarde del 28 de agosto los jóvenes se reunirán cerca de la puerta de Brandemburgo para celebrar un acto de conmemoración en el memorial de las víctimas gitanas sinti y roma que cayeron por el nacionalsocialismo, y renovar así su compromiso de luchar contra toda forma de violencia y racismo.