En Pakistán, en un verano con fenómenos climáticos extremos –se ha llegado a puntas de calor de 49 grados mientras que repentinas lluvias torrenciales han inundado barrios enteros de Lahore y de otras ciudades del Punyab– las Escuelas de la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio no han interrumpido sus actividades y han organizado unas breves vacaciones para que pudieran descansar los niños de los barrios cristianos, donde la escasez de espacio y las difíciles condiciones higiénicas hacen que las condiciones de vida sean aún más graves.
En Faisalabad hicieron un campamento de verano de dos días fuera de la ciudad para unos cuarenta niños. Para muchos de ellos era la primera vez que salían de los barrios pobres de Warispura y de Medina Town. Todo (juegos, fiestas y la excelente comida con los jóvenes de la Comunidad) era motivo de asombro continuo, que se veía en sus rostros y en sus dibujos. También en Islamabad y en Lahore los días de vacaciones en parques acuáticos, que alivian el calor extremo, terminaron con “mango parties”, la fiesta de la tradición pakistaní que en esta época celebra la fruta nacional.