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En Uganda, el empobrecimiento general asociado a la situación internacional reduce el acceso a la educación. Las Escuelas de la Paz luchan contra el abandono escolar y ayudan a escolarizar a los más pobres

En Uganda, el nuevo curso que empezó hace apenas unas semanas ha puesto de manifiesto el aumento de problemas del sistema escolar básico. 

En los últimos años el país había logrado un destacable aumento del índice de escolarización, pero la tendencia se está invirtiendo y está aumentando nuevamente el abandono escolar, sobre todo entre los más pobres de la población.
La difícil situación internacional también influye en este fenómeno: el conflicto en Ucrania ha interrumpido algunas cadenas de suministro globales, especialmente en los sectores de la agricultura y la energía, de los que Uganda depende en gran medida. Ucrania siempre ha sido un importante proveedor de trigo, maíz y aceite de girasol, y el aumento de los precios de estos productos repercute directamente en la vida de las familias más pobres, que se ven obligadas a elegir entre dar de comer a sus hijos o llevarlos a la escuela. 

En el barrio marginal de Katwe, en las afueras de la capital Kampala, donde hay un de las Escuelas de la Paz de la Comunidad, también hay muchos niños que habían abandonado la escuela y se habían visto obligados a pedir limosna o a trabajar para mantener a su familia. En la amplia extensión de chabolas que forman el barrio viven sobre todo familias provenientes del noroeste del país, es decir, de las zonas fronterizas con Sudán del Sur y la República Democrática del Congo. La incertidumbre que provocan los conflictos abiertos en aquellos países hace que la población se desplace hacia el sur para refugiarse en la capital. 

Las Escuelas de la Paz de Kampala –en los barrios de Katwe, Nakulabye/Makerere, Muyenga y Ntindin– y las que hay más al norte, en la ciudad de Lira, son un freno a esta deriva y una respuesta al deseo de los niños de seguir estudiando, al sueño de tener un futuro digno. “I want to be a teacher” (quiero ser maestro), “I want to be a peacemaker” (quiero hacer la paz), escriben. Son los sueños que tienen para su futuro, y la escuela es la manera de cumplirlos.

Por eso al inicio del nuevo curso escolar, los niños de las Escuelas de la Paz han recibido como regalo todo el material que necesitan para volver a la escuela. Es un regalo que ha entusiasmado a los niños y ha animado a las familias, que saben que ya no están solas frente a la tarea de dar un futuro a sus hijos.