NOTAS DE PRENSA

Corredores humanitarios: la vía legal, fruto de la sinergia entre instituciones y sociedad civil, salva a otros 96 sirios que huyen de una larga guerra

Sant’Egidio y las Iglesias protestantes acogen a los refugiados. Entre ellos hay muchos menores que no han conocido la paz en su vida

Esta mañana han aterrizado en el aeropuerto de Roma con un vuelo procedente de Beirut 48 refugiados sirios, incluidos 18 menores. Han vivido durante mucho tiempo en campos de refugiados de la región de Akar, en el norte del Líbano, en el valle de la Bekaa o en viviendas precarias de la periferia de Beirut. A este primer grupo se le sumarán el jueves 28 de septiembre otros 48 refugiados, 21 de los cuales son menores, también sirios. En total, pues serán 96 personas.

Su entrada en Italia ha sido posible gracias a los corredores humanitarios promovidos por la Comunidad de Sant'Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia y la Mesa Valdense, de acuerdo con los Ministerios italianos del Interior y de Asuntos Exteriores, que desde febrero de 2016 han llevado de manera segura al país transalpino a más de 2650 personas desde el Líbano. En total, han llegado a Europa 6500 refugiados con los corredores humanitarios.

Los núcleos familiares que han llegado hoy serán acogidos en 11 regiones italianas (Lacio, Campania, Emilia-Romaña, Liguria, Molise, Piamonte, Apulia, Cerdeña, Sicilia, Toscana y Véneto)
, en parte gracias a sus parientes, que llegaron con anterioridad gracias a los corredores humanitarios y que están integrados en Italia, y en parte en casas que familias italianas y asociaciones han puesto a disposición para ellos. Estas los acompañarán en el itinerario de integración, gracias al aprendizaje de la lengua italiana y, una vez hayan obtenido el estatus de refugiado, gracias a la inserción en el mercado de trabajo. Entre las personas que han sido acogidas estos días, además de varias personas frágiles que necesitan tratamiento, hay operarios especializados, para los que se abre la perspectiva de futuras contrataciones por parte de empresas italianas.

"Mientras millones de personas que huyen de la guerra, el hambre, la discriminación y el cambio climático para buscar un futuro corren el peligro de ser víctimas de tráficos ilegales y de traficantes de personas, Italia muestra su rostro acogedor", comenta Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio. "Con esta llegada legal, hoy para muchas familias empieza una nueva vida, en un lugar seguro de nuestro país, gracias a los corredores humanitarios, fruto de la virtuosa sinergia entre instituciones y sociedad civil que revela que se pueden salvar vidas humanas y gestionar de manera difusa en el territorio nacional la acogida y la integración. Se trata de una buena práctica reconocida a nivel internacional que puede ser un modelo para toda la Unión Europea: si se multiplican en la justa medida, los corredores humanitarios pueden contribuir a hacer frente, con la humanidad debida, al fenómeno histórico de las migraciones".

"Hoy saludamos y acogemos a las personas que han llegado del Líbano, con sus equipajes y sus esperanzas", declaran Alessandra Trotta, moderadora de la Mesa valdense y Daniele Garrone, presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia. "En cuanto iglesias protestantes, seguimos nuestro trabajo para implementar esta vía legal y segura para quien huye de situaciones insoportables y busca un futuro mejor. Esta experiencia ecuménica debería ser un elemento estructural de las políticas europeas y debería implicar a todos los Estados miembros. Ante las condiciones desesperadas de quien no tiene otra opción que partir, hay que implementar vías legales de acceso a Europa. Dentro de unos días estaremos en Lampedusa, donde estuvimos ya en 2014 con un observatorio permanente, para recordar la tragedia del 3 de octubre de 2013 en la que murieron 368 personas, y a todas las mujeres, los hombres, y los niños que por desgracia siguen muriendo en el Mediterráneo. Para que aquellas muertes no se repitan la UE debe ofrecer la posibilidad de entradas que respeten los derechos y la dignidad de todas las personas, y debe invertir en un sistema de acogida que pueda incluir a las personas que han llegado".