Hace apenas unos días se produjo un ataque contra el barrio cristiano de Jaranwala, en la periferia de la ciudad de Faisalabad (Pakistán), en el que ardieron más de 20 lugares de culto (católicos y protestantes) y 35 familias perdieron la casa.
Es un gesto de violencia inaudita perpetrado con el pretexto de un enfrentamiento religioso, pero condenado públicamente y con gran claridad también por los líderes religiosos musulmanes del país.
Las comunidades de Sant'Egidio pakistaníes han respondido con la oración y con la solidaridad a este momento de dolor y de desazón: el sábado, mientras en todas las comunidades se rezaba por la paz, un grupo de Faisalabad llevó ayuda a las familias que lo perdieron todo con los ataques de la semana pasada. Entre las casas de ladrillos del pobre barrio cristiano, donde todavía se ven paredes quemadas y restos de las barricadas que hicieron para defenderse de la furia de los manifestantes, repartieron más de 100 comidas. "No puedo describir con palabras o que vi ―escribió Kinza, una de las muchachas de la Comunidad―. Mientras caminábamos por las calles oíamos a mujeres llorando. Se han quedado literalmente sin nada, ni alimentos ni ropa".
"Los daños son mayores de lo que vimos en las noticias ―añade Nathan―. Tenemos que impedir que la desesperación genere más violencia y por eso queremos seguir ayudando a sembrar la paz".
La Iglesia católica pakistaní ha dedicado este domingo a rezar por la paz y la reconciliación. La Comunidad de Faisalabad ha empezado una recogida de ropa y alimentos, que cuenta con la ayuda de familias musulmanas, para seguir ayudando.
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