«No me abandones, Señor, ahora que soy viejo», dice el Salmo 70. Este es el grito de muchos ancianos que, a lo largo de los años, la Comunidad ha sabido escuchar y ayudar.
Con estas palabras en el corazón, la Comunidad de Sant’Egidio de Lima ha abierto, en el antiguo barrio de Rímac, en la parroquia de San Lázaro, un centro al que acuden cada semana unos 60 ancianos. La Comunidad les da un desayuno e intenta dar respuesta a los problemas que tienen. Algunos viven solos, tienen problemas de vista, o tienen dificultades para caminar, y con la ayuda que reciben está empezando a cambiar su vida porque a su alrededor se crea una red familiar de apoyo.
Así empezó el movimiento "Viva los Ancianos": los ancianos participan en una red de amistad y de solidaridad recíproca, comparten momentos de encuentro y oración, y viven la alegría de saber que no están solos. Para los jóvenes de la Comunidad, saber que los ancianos son sus mejores aliados para construir un futuro con esperanza, basado en la amistad y la solidaridad, es una respuesta a la cultura del descarte.