Publicamos una crónica de Tania C. de la Comunidad de Sant’Egidio de Kiev. Allí, en el barrio de Darnitsia, han empezado a repartir alimentos entre los ancianos que no han podido abandonar la ciudad bombardeada. Todo empezó cuando conocieron a un hombre sin hogar durante los peores días de la guerra:
"Esta historia empezó hace unas semanas cuando conocí a un hombre sin hogar que estaba pasando la noche en la estación de Darnitsia. La guerra nos ha paralizado: nadie sabe quién queda, quién se ha ido, si es seguro salir a comprar comida o medicamentos.
A pesar de todo, aquel sintecho hizo que saliéramos de nuevo y volviéramos a repartir alimentos entre los pobres. Entonces llamamos a varias mujeres ancianas que venían a buscar alimentos antes de la guerra, sobre todo las que vivían cerca de la estación y podían venir fácilmente incluso sin transporte público.
No sabíamos cuántas personas iban a venir, por lo que preparamos algunos bocadillos de más. Vinieron 50 ancianas y todas recibieron comida en abundancia. Entre ellas estaba también nuestra querida amiga Anna Petrovna, a quien le llevábamos comida a casa. Había caído 4 meses antes y se había roto la espina dorsal, pero ya volvía a caminar. Para darnos las gracias nos trajo unos caramelos.
Nos llegó la triste noticia de que el sintecho por quien empezó todo murió en un incendio. Quizás quería calentarse para superar el frío de la noche. Se llamaba Ira. Fui a ver el lugar donde dormía y vi algunas maderas carbonizadas, su colchón vacío y sus cosas en un rincón bajo una manta. Fue muy triste para mí: solo 2 semanas antes Ira y yo nos encontramos y estuvimos hablando largo y tendido. Era una persona alegre, reía y bromeaba.
En estos días pienso en él: gracias a nuestro breve encuentro en la estación, ahora repartimos alimentos a más de 70 personas. La vida vuelve a florecer, gracias Ira.