El10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. La Declaración consta de un preámbulo y 30 artículos. Este documento tiene una importancia histórica fundamental, ya que representa el primer testimonio de la voluntad de la comunidad internacional de reconocer universalmente los derechos que tiene todo ser humano.
Sant'Egidio lleva casi 54 años luchando por la defensa de los derechos humanos, y dispone de varios programas para responder a las exigencias que expresa la Declaración, como el programa DREAM para el tratamiento y la prevención del sida en África , el programa BRAVO! (Birth Registration for All Versus Oblivion) para que todos los niños tengan su certificado de nacimiento o el programa contra la pena de muerte.
Este año queremos destacar elartículo 25 de la Declaración Universal, que afirma el derecho a un techo, a la alimentación y a la salud para todos: Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que le permita garantizar la salud y el bienestar propios y de su familia, con especial atención a la alimentación y la ropa, a la vivienda y a la atención médica y los servicios sociales necesarios; y tiene derecho a la seguridad en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, viudez, vejez o, en cualquier otro caso de pérdida de los medios de subsistencia por circunstancias ajenas a su voluntad.
En Roma e Italia, se han abierto espacios, incluso en iglesias, para ofrecer refugio y comida caliente a quienes viven en la calle durante el invierno. En Bolonia se abrió el oratorio de Santa Maria dei Guarini (ver las fotos), en Padua, en cambio, un refugio nocturno para 7 personas sin hogar en las instalaciones de la parroquia del Duomo (ver las fotos).
Ayer mismo, 9 de diciembre, Marco Impagliazzo, presidente de Sant'Egidio, presentó en rueda de prensa las cifras del trabajo de la Comunidad. Familias con una sola fuente de ingresos, trabajadores precarios, madres solteras, ancianos. Son los «nuevos pobres» hijos de la pandemia, que han aumentado exponencialmente en el último año y medio. Hombres y mujeres, en su mayoría italianos de entre 36 y 50 años, se vieron obligados por primera vez a llamar a nuestras puertas para pedir ayuda. Para no dejar a nadie atrás, desde marzo de 2020 la Comunidad ha multiplicado sus esfuerzos. (Léelo todo)
Y el derecho a la salud, en este momento de pandemia es también derecho a la vacuna contra la covid. El centro de vacunación de Sant'Egidio de Roma, que abrió en julio, ha permitido que se inmunizaran unas 8.000 personas, la mayoría de las cuales carecen de atención médica y, por lo tanto, están destinadas a quedar excluidas de este derecho humano fundamental.