Según datos publicados recientemente por la UNESCO, hasta la fecha, hay 250 millones de niños en el mundo que se ven privados del derecho a la educación.
Las dos regiones más afectadas son: el África subsahariana, con 98 millones, y Asia central, con 85 millones de niños sin acceso a la educación. Y las cifras no paran de aumentar. Es un drama que nos obliga a preguntarnos por lo que hacemos para las generaciones que construyen el futuro de la humanidad.
Desde 1967, el 8 de septiembre ha sido el Día Internacional de la Alfabetización, un día que quiere recordar el derecho universal a la educación, una premisa indispensable de la dignidad humana, la integración y el desarrollo.
Sant'Egidio siempre ha trabajado en pro del derecho a la educación de los menores, de las mujeres, de los inmigrantes y de las minorías, como los gitanos. Su actividad educativa se plasma en las Escuelas de Paz para niños y jóvenes, las Escuelas de Lengua y Cultura para migrantes en varios países, recientemente también en campos de refugiados que se encuentran en las fronteras de Europa.
En Italia, los cursos de lengua y alfabetización, impartidos por profesores voluntarios, dan la bienvenida a refugiados de Afganistán, Somalia, Irán y otros países que son escenario de guerras o de graves problemas económicos.
El nuevo año escolar, ya a las puertas, empieza con la esperanza de que pueda ser presencial, algo que será de gran ayuda para los más frágiles. Para prepararse para este momento, en varias ciudades italianas, como Génova, Lecce, Nápoles, Milán, Padua, Pescara y Roma, por nombrar algunas, cientos de voluntarios se han turnado en las escuelas de verano, centros educativos de verano gratuitos para ayudar a miles de niños a recuperar las materias que habían sido desatendidas y prepararlos para afrontar el inicio de curso con tranquilidad.
Pero la voluntad de ir a la escuela sigue encontrando muchos obstáculos. En Ucrania, por ejemplo, hay muchas escuelas destruidas por la guerra. Según los datos publicados por Kiev, hay 2.400 centros educativos afectados y dañados –de ellos, 269 están totalmente destruidos– y, en general, menos del 60% de las escuelas son seguras y están en condiciones de reabrir.
Mientras millones de familias esperan la reanudación del curso, Sant'Egidio espera que se dé a la educación el lugar que se merece, que todos tengan la posibilidad de acceder a las actividades educativas de los centros de todo tipo y nivel y que nadie se quede atrás, porque el derecho a la educación es un derecho universal que todo el mundo debe tener.