Estos días ha llegado a la capital, Port-au-Prince, la ayuda que ha recogido la Comunidad de Sant’Egidio para las diócesis afectadas por la última catástrofe natural.
Ha pasado más de un mes desde el violento terremoto que afectó a Haití mientras el país hace frente a las consecuencias de una grave y aún abierta crisis económica y política agravada por el asesinato del presidente del pasado 7 de julio.El seísmo, que afectó a la región sur del país el pasado 14 de agosto, provocó más de 2200 muertos, 12.700 heridos y la destrucción de unos 137.000 edificios, entre los que había muchas escuelas y hospitales. Provocó 200.000 desplazados que han tenido que quedarse en la calle o protegidos solo con tiendas bajo las fuertes lluvias provocadas por el ciclón Grace que pasó por el país los días siguientes al terremoto. Hoy día todavía no tienen dónde cobijarse ni acceso al agua potableo a la asistencia sanitaria y sufren por la escasez de alimentos.
Como en 2010, también en esta ocasión la Comunidad de Sant’Egidio ha acompañado a este país, el más pobres de la región, para responder a las peticiones de ayuda. Estos días ha llegado a la capital, Port-au-Prince, gracias a un vuelo humanitario de la Unión Europea, la ayuda que ha recogido la Comunidad de Sant’Egidio para las diócesis afectadas por la catástrofe natural. En colaboración con la Conferencia episcopal de Haití y Cáritas haitiana, los alimentos y los productos sanitarios se distribuirán entre familias desplazadas.
La Comunidad de Sant’Egidio está presente desde hace más de una década con comunidades de jóvenes en Port-au-Prince (oeste), en Hince (centro) y en Anse-à-veau (sur), una de las localidades más afectadas por el terremoto. Viven el espíritu de la Comunidad ayudando a cientos de niños en las Escuelas de la Paz y formando una red de protección para los ancianos. 11 años después del anterior terremoto que devastó la capital y zonas próximas, la casa para niños huérfanos que abrió la Comunidad acoge aún hoy a aquellos menores que casi han finalizado su itinerario escolar. A pesar de las distintas crisis que ha sufrido el país en estos últimos años, estos jóvenes han podido ir a una escuela de calidad, y han tenido en todo momento el clima familiar que ofrece la "Maison des enfants".