Hoy se ha firmado un nuevo protocolo entre la Comunidad de Sant’Egidio, la FCEI (Federación de Iglesias Evangélicas de Italia), la Mesa Valdense y los ministerios del Interior y de Exteriores italianos para que mil refugiados más que actualmente se encuentran en el Líbano vayan a Italia con los corredores humanitarios, una buena práctica reconocida a nivel internacional que se ha replicado con proyectos similares en Francia, Bélgica, Andorra y San Marino.
Firmarán el acuerdo con el Estado italiano Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant'Egidio, el pastor Luca Maria Negro, presidente de la FCEI, Alessandra Trotta, Moderadora de la Mesa valdense, Luigi Maria Vignali, Director general de italianos en el Exterior y Políticas Migratorias del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, y el prefecto Michele di Bari, jefe del departamento de Libertades civiles e inmigración.
Gracias a los dos primeros acuerdos de 2015 y de 2017 ya han llegado de manera segura y legal a Italia más de 2000 refugiados (en gran parte familias y personas en situación de vulnerabilidad originarios de Siria), con un proyecto totalmente autofinanciado, que no solo permite que los refugiados eviten a los traficantes y los peligrosísimos viajes por el Mediterráneo, sino que también facilita la integración en el país de llegada.
Los mil beneficiarios del nuevo acuerdo, que se prolongará durante dos años, serán seleccionados por las asociaciones firmantes en el Líbano y en otros países de tránsito afectados por situaciones de emergencia humanitaria.
“La firma de un nuevo acuerdo para la entrada en Italia de mil refugiados vulnerables durante los próximos dos años es un acontecimiento de gran importancia", afirma Marco Impagliazzo. "Han pasado 5 años desde el primer protocolo que instituyó los corredores humanitarios y han cambiado muchas cosas a causa de la pandemia. Por desgracia la crisis migratoria ha empeorado –sigue el presidente de la Comunidad de Sant’Egidio– y la situación de millones de personas que huyen de guerras, hambre y condiciones de vida intolerables corre el peligro de dejar decentrar la atención de los focos. Con el acuerdo firmado hoy Italia decide hacer su parte. Agradecemos a los ministerios del Interior y de Exteriores por haber creído nuevamente en el modelo de los corredores humanitarios, la idea más innovadora y de éxito en la gestión de las migraciones, que ha permitido hasta el momento acoger e integrar a 3700 refugiados provenientes del Líbano, del cuerno de África y de la isla griega de Lesbos, no solo en Italia, sino también en Francia, Bélgica, San Marino y Andorra. Todo ello sin coste para el Estado, gracias a la participación activa de la sociedad civil. Es importante decirlo precisamente mientras hay dos misiones en marcha con la participación de cientos de personas de las Comunidades de Sant’Egidio de varios países europeos implicadas gratuitamente en la ayuda a los refugiados de los campos de Grecia (Lesbos y Atenas) y en Bosnia". "Pero este acuerdo, que se firma un año después de la terrible explosión que devastó Beirut, es una señal de esperanza también para el Líbano y quiere responder a las necesidades de un país que está sufriendo una grave crisis política, económica y social y que, a pesar de todo, sigue acogiendo al mayor número de refugiados respecto de su población", concluye Impagliazzo.
"Estamos muy satisfechos por haber cerrado un nuevo acuerdo y agradecemos a los ministerios de Interior y de Exteriores por haber reconocido y afirmado el valor de una experiencia, que se concibió y se ha desarrollado básicamente en nuestro país –declara el pastor Luca Maria Negro, presidente de la Federación de iglesias evangélicas de Italia–. La firma de un nuevo protocolo para implementar los corredores humanitarios confirma la validez de una sencilla intuición de hace seis años: abrir vías legales, seguras y sostenibles es la alternativa más eficaz a las muertes en mar y al tráfico de seres humanos. Esta experiencia ideada y desarrollada en Italia ha sido replicada por otros países europeos, pero por desgracia todavía no se ha convertido en una política de Europa. Por eso, en cuanto iglesias evangélicas, seguiremos trabajando con nuestros socios en Europa para que presionen a sus gobiernos y se amplíes las vías legales y seguras de entrada en los respectivos países. Las migraciones son el campo en el que la idea de Europa puede morir por egoísmos nacionales y oportunismos políticos. Pero nosotros esperamos que pueda ser el tema en el que Europa recupere el alma y la visión para la que nació como unión de pueblos y de Estados. Los corredores humanitarios son un testimonio concreto de lo que Europa podría ser y podría hacer para hacer frente con concreción y espíritu humanitario a un problema que no se resuelve con proclamas sobre seguridad o con la fuerza militar sino únicamente con la cooperación al desarrollo y la defensa de los derechos humanos".