La noche del pasado sábado 22 el volcán Nyragongo, cerca de la ciudad congoleña de Goma, entró violentamente en erupción y extendió el pánico entre la población. El volcán es uno de los más grandes y activos y ya en 2002 su erupción arrasó la ciudad provocando cientos de víctimas. La Comunidad de Sant’Egidio –que está en Goma desde el 2000– recuerda bien aquellos terribles momentos.
Actualmente la colada de lava no ha llegado a la ciudad pero sí a pueblos más alejados. La erupción ha disminuido mucho su intensidad. Nos escribe Aline Minani, responsable de la Comunidad del Congo:
"Ahora la colada de lava parce que se ha parado, pero desde el domingo ha aumentado la actividad sísmica con pequeñas sacudidas cada treinta minutos. Las autoridades piden mantener la calma y aconsejan a las personas quedarse fuera de sus casas. Hay mucho miedo e incertidumbre. Las escuelas han cerrado, así como las demás actividades. La noche del sábado al domingo unas 3500 personas abandonaron la ciudad en busca de refugio: algunos en el cercano Ruanda, otros hacia el sur por la carretera que rodea el lago Kivu y lleva a Sake y Bukavu.
Entre los desplazados hay muchos menores. Un centenar de niños de las Escuelas de la Paz no han sido localizados. Algunas familias de la Comunidad, sobre todo del barrio periférico de Ngangi, han tenido que abandonar sus casas.
La Comunidad se ha movilizado inmediatamente para socorrer a las víctimas de esta catástrofe. El domingo se dispuso un centro de emergencia en la sede para dar de comer a los más pobres y para notificar la desaparición de personas.
Nos ha llegado la oración de toda la Comunidad en este Pentecostés y el llamamiento del papa Francisco nos ha emocionado. Damos las gracias a la Comunidad madre y a todos los que desde todo el mundo nos están expresando su cercanía y solidaridad, haciéndonos sentir el privilegio de ser una familia sin fronteras".