El 2020 se cumple el 1300 aniversario de la muerte de san Egidio, que según la tradición, fue en el año 720, en el monasterio que él fundó en el sur de Francia, que desde la Edad Media es meta de peregrinación desde toda Europa.
El 1 de septiembre, fiesta de san Egidio, la Comunidad celebra este recuerdo con una liturgia eucarística presidida por el card. Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y titular de la iglesia de San Egidio, en la plaza de Santa María de Trastevere de Roma, a las 19.30.
La liturgia será retransmitida en streaming multilingüe a través de la web y de Facebook
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No hay muchas noticias de la vida de Egidio, un joven rico de Grecia que buscaba a Dios. Los pocos testimonios narran que era un hombre esquivo, que rechazaba la fama y los honores, pero que se convierte en un potente intercesor gracias a su oración. Sus compañeros de viaje son los pobres: mendigos, enfermos de todo tipo, náufragos, personas poseídas por demonios, campesinos, y la cierva, el símbolo de una naturaleza amenazada por la voracidad del hombre, fue protegida por su mano. Por esto se le representa con una mano herida por una flecha mientras protege una cierva agredida por la caza del hombre.
Su fama está contada en un libro, el Liber Miraculorum, que atestigua que su nombre era invocado en los casos más desesperados, y reúne algunas de las oraciones que se le dirigían. Una de estas reza:
“Egidio, servidor de Dios, tú que liberas siempre a los prisioneros, fuerza de los débiles, puerto para los que surcan el mar, refugio protector de los que están en la tormenta, ven en nuestra ayuda”.
En el tiempo en el que vivimos, marcado por la pandemia global, en la que los pobres y los enfermos crecen en el mundo, delante de un futuro incierto, es particularmente significativo el recuerdo de los 1300 años de su muerte. San Egidio testimonia que todo puede cambiar con la fe y luchando con las manos desnudas contra el mal, la miseria y la violencia. Llevar su nombre es para la Comunidad un motivo de agradecimiento y de una herencia preciosa.
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